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  El oficio de las viñetas
             

Laura Vazquez
El oficio de las viñetas.
La industria de la historieta argentina.

Buenos Aires, Paidós, 2010.
352 páginas.

Por Mara Burkart


| Ver Seminario (110 min)

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La historieta ha sido un objeto desatendido por las Ciencias Sociales y el libro de Laura Vazquez salda exitosamente esa deuda. El objetivo del libro es reconstruir la historia del campo de la historieta argentina entre 1968 y 1984 entendiéndolo como un espacio atravesado por las tensiones entre el arte, el mercado y la cultura de masas. Para ello privilegia el análisis de las historietas “realistas” o “de aventuras”.
El libro está organizado en dos partes, luego de un prólogo y una presentación que funcionan a modo de introducción. La primera parte está dedicada al período que se extiende entre 1968 y 1974, aunque se inicia en la década de 1940 con los años “gloriosos y dorados” de la historieta. La segunda parte es producto de significativos cambios al interior del campo historietístico en 1974 y si bien la autora la cierra en 1984, sus reflexiones alcanzan hasta principios de la década de 1990. En ambas partes el recorte de la investigación, el período comprendido entre 1968 y 1984, se ve desbordado para establecer relaciones de continuidad y cambio con procesos previos y posteriores a aquel.

El primer capítulo analiza el desarrollo del campo editorial de historietas y el simultáneo proceso de configuración de la profesión del historietista durante los años 1940 y 1950 en Argentina. La indagación en las academias de artes y oficios, en las revistas para profesionales, en las relaciones entre maestros y aprendicesy en las técnicas de archivo utilizadas por dibujantes y guionistas expresan las posibilidades y las limitaciones tanto como las instancias de reconocimiento y de rechazo del oficio. Entre las editoriales de historietas, la experiencia de Frontera, emprendimiento editorial de Héctor Oesterheld, se destaca la innovación que introduce en la organización de la producción historietística.
Los capítulos 2 y 3 dan cuenta de dos “invasiones” que sufre el campo de la historieta, por un lado la invasión técnica, del arte y la vanguardia; y por el otro de la industria y la política. En el primer caso, Oscar Masotta interesado en la historieta como objeto de estudio, la Bienal Internacional de Historietas en el Instituto Di Tella y la edición de la revista LD en 1968 constituyeron el encuentro entre arte y cultura de masa. A su vez el segundo capítulo se detiene en dos figuras emblemáticas, el guionista Héctor Oesterheld y el dibujante Alberto Breccia considerados en su excepcionalidad. Las trayectorias y creaciones de cada uno pusieron en tensión arte y mercado a la vez que actuaron como una revalorización al interior del campo.  

El capítulo 3 indaga en la otra invasión, la política, donde nuevamente las figuras de Oesterheld y Breccia son centrales tanto por sus producciones conjuntas como por su relación con la política. Primero se analiza la historieta del primero, El Eternauta en su versión de Hora Cero (1957), es decir, ilustrada por Solano López; para compararla con la publicada en la revista Gente (1969), ilustrada en este caso por Breccia. El compromiso político cada vez mayor del guionista con la causa revolucionaria queda expresado, como sostiene Vazquez, en sus producciones al priorizar el mensaje sobre la calidad del guión. Sin embargo, es la imagen la que expresa una mayor autonomía al privilegiar la experimentación. En esta línea se analizan las biografías ilustradas del Che y Evita. Por último, la trayectoria de Oesterheld es puesta en relación con la de Rodolfo Walsh con el objetivo de establecer similitudes y contrastes en sus respectivas posiciones frente al oficio y la militancia.

La figura de Oesterheld también es central en el capítulo 4, dedicado a una serie de historietas escritas por él e ilustradas por distintos dibujantes en la primera mitad de los años setenta. Estas son historietas militantes marcadas y “limitadas por las exigencias de la eficacia política”. De manera perspicaz la autora no descuida la doble inserción del historietista que no deja de publicar en editoriales masivas de historietas.
La segunda parte del libro corresponde a uno de los periodos más oscuros de la historia argentina así como de cambios significativos dentro del campo. El capítulo 5 aborda el período que se extiende entre 1974 y 1978 siendo que el campo de la historieta se ve trastocado por nuevos proyectos editoriales que por un lado, reactivan el mercado y posicionan a la historieta en nuevos canales de circulación y por otro, habilitan la emergencia de un nuevo público lector. Laura Vazquez señala cuatro cambios significativos: la irrupción de la Editorial Record y el lanzamiento de la revista Skorpio; la nacionalización de la página de humor llevada a cabo por el diario Clarín, el auge de revistas humorísticas que ofrece nuevos puestos de trabajo y la realización de las Bienales de Humor e Historieta en Córdoba y por último, la inserción de muchos profesionales locales en el mercado mundial, especialmente en Europa. La tensión entre cultura de masas y política sigue vigente y encuentra en la figura de Oersterheld nuevamente la expresión más acabada. En un apartado, Vazquez analiza la versión de 1976 de El Eternauta en articulación con la persecución política del guionista que asiste al secuestro y desaparición de sus hijas, y a su vida en la clandestinidad hasta su propia detención en 1977. Como contraparte, el capítulo 6 se detiene en el análisis del discurso sustentado por Columba, una de las editoriales más masivas y populares, en la segunda mitad de la década de 1970 y en la figura del prolífico guionista Robin Wood. Por último, el capítulo 7 se concentra en el estudio de las producciones de la “transición democrática”, en particular en las revistas SuperHumor, Cuero y Fierro y del surgimiento de una nueva generación de historietistas que son acabada expresión del auge de la “historieta de autor” y de su nacionalización.

El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina es la tesis doctoral que Laura Vazquez defendió en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en el año 2009. Su principal mérito es reintroducir como problema de investigación de las ciencias sociales a la historieta después de su auge en los años sesenta y setenta cuando fue estudiada como parte de los fenómenos masivos y populares desde perspectivas semióticas, de la crítica cultural y desde el estructuralismo marxista. Vazquez aporta una novedosa mirada al articular los aportes teóricos de la sociología de la cultura, la historia cultural y la comunicación para analizar y explicar las múltiples tensiones entre arte, oficio y cultura de masas y, más específicamente, el mercado de producción de historietas en Argentina.

También es una novedad el recorte temporal que hace la autora. No se detiene en “los años dorados” de la historieta argentina sino que éstos constituyen los antecedentes  de su objeto de estudio que es la historieta en el período que se extiende entre 1968 y 1984, es decir, entre la Bienal Internacional de la Historieta realizada en el Instituto Di Tella y el surgimiento de la revista Fierro. Esta periodización del desarrollo de la historieta coincide con dos hechos significativos de la historia política y social del país, por un lado, el Cordobazo en mayo de 1969 y por otro, el retorno al Estado de derecho después de siete años de dictadura militar en diciembre de 1983. En efecto y como demuestra Vazquez, la lógica del mercado y la lógica política condicionan la producción editorial de historietas, las trayectorias de sus productores así como también influye en los temas a abordar y el modo de hacerlo. A lo largo del período coexistieron en el campo tensiones paradigmáticas: arte/mercado, cultura de masas/ política, experimentación /oficio. Para describir y explicar estas tensiones Vazquez analiza las políticas editoriales de las principales editoriales de historietas, las trayectorias de guionistas y dibujantes de historietas y las producciones de éstos; articulando constantemente lo individual y lo social. Una observación, que es más bien una inquietud, es si la fuerte presencia de la figura de Héctor Oesterheld a lo largo de varios de los capítulos no refuerza el mito que este autor tiene en el campo de la historieta.

Una sólida y bien documentada investigación es la base de dicho análisis y le da coherencia. La autora logra sortear exitosamente los problemas de vacío de archivo de un material que por su carácter masivo y popular no ha sido contemplado por las políticas oficiales de conservación y que ninguna editorial existe en la actualidad y pocas de las revistas se encuentran en las bibliotecas públicas. De esta manera se presentan materiales originales e inéditos, y entrevistas a los principales protagonistas de aquellos años. En este sentido, el libro pone en circulación nuevas fuentes documentales vinculadas al campo de la historieta y la cultura argentina. Se trata pues de una cita obligada para los futuros trabajos sobre historieta, medios de prensa y cultura argentina.




Mara Burkart

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Reseñas publicadas por otros medios
sobre el libro
 
| Clarín (extracto de nota principal)
 
| La Nación
 
| La Capital. Rosario
 
| Diario Crítica
 
| Buenos Aires Herald
 
| Revista Ñ
 
| Revista Comiqueando (nota completa)
 
| Hablando del Asunto
 
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