Héctor Schmucler
Universidad Nacional de Córdoba – Argentina
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
Creo que sería muy oportuno encarar una historia de los medios en América Latina. Claro que no estoy pensando, por supuesto, en una especie de descripción cronológica de la aparición y expansión de los medios (aunque es imprescindible transitar ese camino). Estoy pensando en una historia "histórico- cultural" que tome en cuenta las condiciones económicas y sociales, tanto como las ideas que enmarcan el desarrollo de los medios. Una pregunta surge de inmediato: ¿qué medios entrarían en una tal historia? Esta delimitación señala un primer desafío: si se pretendiera llegar hasta la actualidad, no podría prescindirse de la nueva parafernalia tecnológica y allí se complican las cosas porque el "tempo" de instalción, expansión y penetración adquiere un ritmo y una entidad muy diferente a los clásicos (prensa escrita, radio, televisión). Cuando digo entidad quiero aludir al lugar estructural que ocupan las llamadas Tics en el proceso productivo económico e intelectual, con lo cual su papel como "medios" es aún menos separable que el que desempeñan los medios anteriores. Aquí la historia pega un salto. El mismo salto casi civilizatorio que está significando la presencia de la informática (aunque ya suena antiguo) en la constelación cultural mundial. Pero aún si se dejara a un lado estas nuevas y novísimas tecnologías, se justificaría plenamente una nueva historia de los medios. Y cuando digo "nueva", insisto, subrayo la conveniencia de un enfoque que supere lo meramente económico o lo estrechamente técnico. Me parece que los medios no han sido ni son sólo instrumentos de fuerzas que intencionalmente los hayan diseñado para fines específicos. En todo caso, son parte de esa enorme fuerza ideológica (para llamarla de alguna manera) que bajo el nombre de Progreso ha pautado la conducta de casi todos los sectores que actuaron y actúan en el espacio público. Destaco: no son meros instrumentos sino actores sustanciales de la conformación social. Y, como se sabe, no siempre los efectos y resultados de un agente social son claramente previsibles. Aquí, sin duda, merece especial atención la ilusión iluminista que ha recorrido (¿recorre?) tanto el espectro conservador (¿derecha?) como, digamos, progresista (¿izquierda?).
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina? y 3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
Me parece que las dos preguntas están íntimamente entrelazadas y por eso las contesto en un sólo bloque. Algunas cosas de orden práctico son obvias: sería necesario un equipo con representantes de los países que se quieran estudiar y que coincidan en un cuidadoso acuerdo sobre el enfoque que se dará al trabajo. Con esto estoy dejando por sentado que, según mi parecer, de ninguna manera se podrían esquivar los aspectos nacionales de la historia. Es cierto que existen fenómenos comunes que se repiten en distintos paìses de la región, pero la mirada de América Latina como un todo no creo que conduzca a resultados interesantes. Sí, por supuesto, deberían hacerse estudios comparativos para observar cómo actuaron determinadas tendencias en cada circunstancia local. La comparación no sólo mostraría diferencias. También pondría de manifiesto el peso de ideas que se expandieron, aunque de manera desigual, en todo el continente. Ni qué hablar que esta aproximación comparativa podría facilitar el análisis de los poderes actuantes en cada nación y los conflictos entre los distintos grupos que, en cada momento, disputaron alguna forma de hegemonía.
Héctor Schmucler es Profesor emérito de la Universidad Nacional de Córdoba y ha sido uno de los fundadores de los estudios en Comunicación en la Argentina. En 1970 fundó la revista Comunicación y Cultura junto a Armand Mattelart, con quien también escribió América Latina en la encrucijada telemática (1983). Entre sus multiples escritos se destaca Memoria de la comunicación (1997).
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