Red de historia de los medios | Escritos | Dossiers | Jorge B. Rivera

   
 
DOSSIER | 02 | ENCUESTA
   
Historia de los medios en América Latina  
 
 
¿Para qué
escribir una historia
de los medios en
América Latina?
   
     

R e s p o n d e n
Héctor Schmucler | Eduardo Romano |
Omar Rincón | Andrea Matallana | Mónica Maronna
Micael Herschmann | Celia del Palacio
Esther Hamburger | Gilberto Eduardo Gutiérrez
Claudia Irene García Rubio | Luiz Artur Ferraretto
Luis César Díaz | Marialva Carlos Barbosa
Patricio Bernedo Pinto | Marco A. Villarruel

   
Año de Publicación | 2011

Hemos enviado esta encuesta sobre historia de los medios en América Latina a algunos referentes e investigadores del área.
Casi todos los consultados respondieron a una cuestión que es del mayor interés para quienes editamos este Dossier.
Las respuestas dan cuenta de una heterogeneidad de miradas, estilos y propuestas que caracteriza la investigación en América Latina.

 
   
 
 
TEXTO DE LA ENCUESTA
 
 
Desde hace varias décadas los debates en Comunicación y Cultura en América Latina han recurrido a hipótesis históricas.

Las relaciones entre tradición, modernidad y posmodernidad ubicaron a los medios en una posición periférica que se interpretó a partir de las asincronías o multitemporalidades respecto de la historia de los centros. En el mismo sentido se explicó el modo en que los medios de comunicación modernos
habrían reconvertido las matrices de las culturas populares tradicionales. Pero quizá debido al éxito obtenido por la fórmula “de los medios a las mediaciones”, las mediaciones llamaron más la atención que los medios. Lo cierto es que, aunque los medios ocupan un lugar de creciente importancia
política, social y cultural en la agenda de América Latina, la historia de los medios no jugó un rol importante en la investigación reciente.

A partir de estas afirmaciones -que bien puede utilizar para retomar o disentir- le rogamos que responda las siguientes preguntas:

1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?

2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?

3. ¿Es posible escapar a las “historias nacionales” en este campo?
 
 
 
 
 
 
Héctor Schmucler
Universidad Nacional de Córdoba – Argentina
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
Creo que sería muy oportuno encarar una historia de los medios en América Latina. Claro que no estoy pensando, por supuesto, en una especie de descripción cronológica de la aparición y expansión de los medios (aunque es imprescindible transitar ese camino). Estoy pensando en una historia "histórico- cultural" que tome en cuenta las condiciones económicas y sociales, tanto como  las ideas que enmarcan el desarrollo de los medios. Una pregunta surge de inmediato: ¿qué medios entrarían en una tal historia? Esta delimitación señala un primer desafío: si se pretendiera llegar hasta la actualidad, no podría prescindirse de la nueva parafernalia tecnológica y allí se complican las cosas porque el "tempo"  de instalción, expansión y penetración adquiere un ritmo y una entidad muy diferente a los clásicos (prensa escrita, radio, televisión). Cuando digo entidad quiero aludir al lugar estructural que ocupan las llamadas Tics en el proceso productivo económico e intelectual, con lo cual su papel como "medios" es aún menos separable que el que desempeñan los medios anteriores. Aquí la historia pega un salto. El mismo salto casi civilizatorio que está significando la presencia de la informática (aunque ya suena antiguo) en la constelación cultural mundial. Pero aún si se dejara a un lado estas nuevas y novísimas tecnologías, se justificaría plenamente una nueva historia de los medios. Y cuando digo "nueva", insisto, subrayo la conveniencia de un enfoque que supere lo meramente económico o lo estrechamente técnico. Me parece que los medios no han sido ni son sólo instrumentos de fuerzas que intencionalmente los hayan diseñado para fines específicos. En todo caso, son parte de esa enorme fuerza ideológica (para llamarla de alguna manera) que bajo el nombre de Progreso ha pautado la conducta de casi todos los sectores que actuaron y actúan en el espacio público. Destaco: no son meros instrumentos sino actores sustanciales de la conformación social. Y, como se sabe, no siempre los efectos y resultados de un agente social son claramente previsibles. Aquí, sin duda, merece especial atención la ilusión iluminista que ha recorrido (¿recorre?) tanto el espectro conservador (¿derecha?) como, digamos, progresista (¿izquierda?).
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina? y 3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Me parece que las dos preguntas están íntimamente entrelazadas y por eso las contesto en un sólo bloque. Algunas cosas de orden práctico son obvias: sería necesario un equipo con representantes de los países que se quieran estudiar y que coincidan en un cuidadoso acuerdo sobre el enfoque que se dará al trabajo. Con esto estoy dejando por sentado que, según mi parecer, de ninguna manera se podrían esquivar los aspectos nacionales de la historia. Es cierto que existen fenómenos comunes que se repiten en distintos paìses de la región, pero la mirada de América Latina como un todo no creo que conduzca a resultados interesantes. Sí, por supuesto, deberían hacerse estudios comparativos para observar cómo actuaron determinadas tendencias en cada circunstancia local. La comparación no sólo mostraría diferencias. También pondría de manifiesto el peso de ideas que se expandieron, aunque de manera desigual, en todo el continente. Ni qué hablar que esta aproximación comparativa podría facilitar el análisis de los poderes actuantes en cada nación y los conflictos entre los distintos grupos que, en cada momento, disputaron alguna forma de hegemonía.
 
 
 
 
Héctor Schmucler es Profesor emérito de la Universidad Nacional de Córdoba y ha sido uno de los fundadores de los estudios en Comunicación en la Argentina. En 1970 fundó la revista Comunicación y Cultura junto a Armand Mattelart, con quien también escribió América Latina en la encrucijada telemática (1983). Entre sus multiples escritos se destaca Memoria de la comunicación (1997).
 
 
 
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Eduardo Romano
Universidad de Buenos Aires - Argentina
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
Emprender la tarea de elaborar una historia de los medios en América Latina no sólo me parece interesante sino imprescindible. Sería algo así como el preámbulo a posibles estudios comparativos y contrastivos como los que hoy se desarrollan en otras áreas de la producción artística, por ejemplo. Además, pondría en evidencia muchas cosas que sospechamos pero no tenemos suficientemente documentadas acerca de las corrrelaciones respecto de cierta programación importada y expandida simultáneamente por todo el continente, así como de los programas "nativos" más característicos e incluso más exitosos. Sería en verdad un mapa sumamente útil y que contribuiría a que nos conociéramos mejor. Nos daría información acerca de las redes multinacionales vigentes, pero asimismo de las programaciones propias, de los porcentajes entre ambas, de los géneros que prefieren ciertas audiencias, de coincidencias y diferencias regionales, etc. La perspectiva diacrónica, además, ofrecerá sincronías y asincronías que darán cuenta de aspectos del desarrollo cultural de nuestros países que todavía desconocemos.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
No es fácil imaginarse la manera de instrumentarlo. De todas formas, supongo que podría ser un proyecto de carácter multinacional, con un investigador responsable en cada país, con reuniones periódicas para archivar e intercambiar datos. Una primera etapa sería eminentemente de acopio y documentación, materiales sobre los cuales podría trabajarse luego de manera más analítica o crítica. Sería una tarea a la vez cuantitativa y cualitativa. Es claro que buscaría solventarlo a través de alguna institución o instituciones académicas no privadas, como un mínimo recaudo para asegurar resultados confiables.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Parto de no pensar en historias limitadamente  nacionales. En todo caso lo que se recaude por país deberá ser sometido luego a confrontaciones que seguro van a mostrarnos perfiles zonales con un mayor intercambio entre ciertas regiones y mayor desvinculación respecto de otras. Incluso aparecerán formas de dependencia o subordinación regional. Por ejemplo, cuando trabajé sobre las primeras revistas ilustradas rioplatenses descubrí que algunas publicaciones de Montevideo dependían de la tecnología gráfica bonaerense para la reproducción de imágenes y que cuando el intercambio se atrasaba no las incluían y se justificaban. Justamente el repertorio de esa similitudes y diferencias, desde lo eminentemente técnico hasta lo ideológico, contribuirá a conformar ese mapa cultural al que me refería antes y del que todavía carecemos. Un mapa que no estará sometido a los límites territoriales que, lo sabemos, suelen ser bastante ficticios. Otro recuerdo personal, para terminar. Cuando era muy joven y trabajaba en la editorial Códex, hacíamos una versión adaptada de "Enciclopedia Estudiantil", una especie de revista con temas para el segundo ciclo o secundario, para su venta en México. Aparte de  sugerirnos cambios léxicos frecuentes, en una oportunidad nos devolvieron el original con un cartel de protesta porque leer que un malón indígena asolaba las poblaciones blancas los había indignado. Tenemos una historia común, pero no precisamente idéntica ¿no?
 
 
 
 
Eduardo Romano es Profesor Consulto de la Facultad de Filosofía y Letras de la Unversidad de Buenos Aires y autor de Medios de comunicación y cultura popular (1983) en colaboración con Aníbal Ford y Jorge B. Rivera; Voces e imágenes en la ciudad. Aproximaciones a nuestra cultura populart urbana (1993); Revolución en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradasrioplatenses (2004), además de numerosos artículos sobre literatura argentina.
 

 
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Omar Rincón
Universidad de los Andes - Colombia
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
Se acepta públicamente que los medios de comunicación juegan un rol significativo en
(i) la construcción del gusto popular,
(ii) las representaciones colectivas e imaginarios sociales,
(iii) los sentidos colectivos  por los cuales se moviliza una sociedad,
(iv) el uso del tiempo libre y la legitimación de un concepto de entretenimiento,
(v) su incidencia en la política tanto que existe el término medio-política.
En este marco la tendencia es a estudiar a los medios de comunicación como objeto, lugar y práctica de análisis. Desde otras disciplinas y desde la misma comunicación se acercan a los medios para estudiar “lo que le hacen los medios de comunicación al gusto popular”, “los incorrectos modos mediáticos de representación social”, “las manipulaciones y seducciones mediáticas” de la masa consumidora, “el empobrecimiento espiritual y cultural que causan los medios en los públicos ignorantes”, “los modos como se usan los medios para ganar favorabilidad política”… y mucho más… siempre los medios de comunicación “haciendo”, siendo “activos”, “produciendo”. Un villano sin defensa, eso son los medios de comunicación.


Luego, lo primero que diría es que hay que dejar de estudiar/analizar/criticar/proscribir a los medios desde “el afuera” teórico (bien sea desde la antropología, o los estudios culturales, o las ciencias políticas o la comunicología….) y de práctica (poco se conocen los modos y lógicas de producción y narración de los medios).  Dejar el afuera y estudiar/analizar/comprender desde el adentro mediático
 
De ahí surgen tres asuntos a comprender en perspectiva histórica:

[1. La producción de las identidades de cada medio]
Una historia de los modos en que los medios de comunicación constituyeron su campo social, político e intelectual. Porque lo que se ve, hay un clasismo en los estudios mediáticos. Así la prensa se estudia desde la privilegiada categoría de “opinión pública” y a sus lectores se les llama “públicos”; se considera que la prensa es fundamental para la democracia y que los públicos son lectores y ciudadanos. Con la radio, si se estudia, sólo se hace desde la categoría “compañía” y a sus escuchas se les llama “sectores populares” porque su interpelación es oral y cotidiano-privado, por tanto poco política y significativa. La televisión es el medio que más se estudia, el que más se teme y al que más se critica, por eso se le estudia desde los efectos y se considera a sus espectadores como masas, luego hay poco que hacer desde lo ciudadano y mucho desde el mercado. El internet y el celular se les estudian y se les asignan valor como “red social” y se llama a su consumidor “ciudadano” porque se piensa que el activismo digital es un modo de hacer política. O sea, ¿hay medios de primera categoría y medios de segunda? ¿Hay públicos valorables como los de la prensa y el internet, y despreciables como los de la radio y la televisión? ¿Cómo se dio este proceso de legitimación y deslegitimación? ¿Qué tiene que ver con la historia intelectual y política de cada sociedad? ¿Qué tiene que ver con los modos de narrar e interpelar de cada medio? ¿Cómo se construyó este clasismo en los estudios de los medios? O mejor ¿cómo cada medio constituyó su campo intelectual, político y comunicativo?

[2. Los medios de comunicación y su constitución como actores modernos]
Las presencias de los medios de comunicación: contextos, tecnologías y relatos. Se dice que cada medio marcó los modos de comunicar, pensar y hacer la política de una manera significativa. La prensa escrita fue donde se hacía la política hasta los años 50, por eso importaba tener programas, argumentar y escribir bien y en periódicos de referencia;  la radio fue donde se hacía la política hasta los años 80 y por eso fue que los políticos de mitad de siglo dejaron de escribir y se convirtieron en grandes oradores y practicantes eximios de la retórica; la televisión tomó el relevo en los 80 y allí se hacía la política hasta el 2000, se buscaba que todos fuéramos presentadores de noticias, con sonrisas y chisme, escándalos y debates para producir imágenes afectivas; las encuestas es donde se hace  la política de principios de este siglo, se encuesta mucho, se sabe poco y los políticos y los ciudadanos arreglamos las ideas según como vayan las estadísticas;  el comienzo de siglo nos graduó a todos de entretenedores y celebrities, ya no importa tener pinta televisiva, ni retórica radial, ni argumentos de prensa, sólo basta con que seamos auténticos, espontáneos, cercanos al pueblo y produzcamos emoción; el futuro nos dicen que es del internet-celular-redes donde todos nos juntaremos y seremos felices. Como se puede sentir habitamos el entretenimiento y la buena onda en su máxima complejidad. Cada medio aportando su cuota de goce narrativo y su pasión política. ¿Será esto así? ¿Cómo ha sido el papel que cada medio ha cumplido en la producción social de la realidad? ¿Los medios de comunicación si tienen tanto poder como se les asevera? ¿Se puede decir, por ejemplo, que el siglo XX fue el siglo de la prensa? ¿Cómo los medios de comunicación nos hicieron modernos?

[3. Los medios de comunicación y sus procesos de calidad narrativa]
Los medios de comunicación han fracasado como institución informativa y han triunfado como dispositivo del entretenimiento. La prensa de referencia cada día se lee menos; los ciudadanos van a la televisión pero a ver telenovelas, realities y variedades; el internet informa pero bajo la lógica del fragmento y de la opinión confirmativa. Los medios de comunicación dejaron de ser escenarios de opinión pública y se convirtieron en actores políticos con agendas propias; se informa mal porque no se diversifican las fuentes, no se tiene contexto, no se ofrecen marcos de comprensión, no se presentan datos, se usa el adjetivo fácil y se narra mal; los periodistas están emigrando a las oficinas de prensa de los gobiernos y las empresas privadas mientras la información queda en manos de practicantes. La noticia publicada fue que CNN está perdiendo los ratings. La noticia es que el modelo de información cambió en forma, estilo y agenda y CNN no se quiso dar cuenta (ni Telesur, ni los canales que quieren ser noticias mundo, ni los noticieros nacionales). En nuestro tiempo nadie quiere noticas “que parezcan” neutras, se quiere una subjetividad explícita como la de FOX News; la agenda del poder USA ya no interesa, el imperio ya es un fenómeno del pasado, de cuando se suponía que había un solo mundo,  hoy se busca estar al día en lo local como territorio y perspectiva; antes solo se tenía a CNN, ahora se cuenta con muchas fuentes de noticias (incluida la sorprendente Aljazeera) y la internet es más confiable. Una historia de los procesos de producción y narración es urgente. Los que hicieron los medios de comunicación no nos han dejado testimonio de sus modos de trabajar. Y ahí debe haber mucho para aprender para hacer la mediática de este siglo XXI. ¿Cómo se ha narrado… en cada medio? ¿Cuáles son los procesos mediáticos? ¿Cuáles las lógicas de producción? ¿Cómo y en qué condiciones se produjo la calidad periodística? ¿o la calidad de ficción?

 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Como lo expresé arriba hay un criterio: hacer las historias desde el adentro de los medios. Me interesaría por cuatros ejes de historias:
[1] Historia de las identidades de cada medio: los modos en que los medios de comunicación constituyeron su campo social, político e intelectual.
[2] Historias de la modernidades mediáticas, de la constitución como actores modernos de los medios de comunicación. Historia de cada medio ¿Cómo nos hizo la prensa modernos? ¿Cómo nos hizo la radio  modernos? ¿Cómo nos hizo la televisión modernos?
[3]  Historias de los modos de narrar de los medios de comunicación. Historia de cada medio. Historia de lo periodístico. Historia de la ficción. 
[4] Historia del entretenimiento mediático. Historia de cómo los medios de comunicación han desarrollado y marcaron la lógica del entretenimiento.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Las historias globales son historias de tecnologías, las historias nacionales son las que constituyen el campo y le asignan su diferencia. Las historias globales por su deseo de juntar diluyen el valor de comprender cómo es que somos cómo somos mediáticamente. Luego, no es posible, ni siquiera por criterio comparativo.
 
 
 
 
Omar Rincón es Profesor Asociado en la Universidad de los Andes y Director del Centro de Competencia en Comunicación C3 para América Latina de la Fundación alemana Friedrich Ebert. Entre sus publicaciones se destacan: Entre saberes desechables y saberes indispensables [Agendas de país desde la comunicación], Bogotá: C3/FES, 2009; Los telepresidentes: cerca del pueblo y lejos de la democracia, Bogotá: C3/FES, 2008; Narrativas Mediáticas o cómo cuenta la sociedad del entretenimiento. Barcelona: Gedisa, 2006; Televisión Pública: del consumidor al ciudadano. Buenos Aires: la Crujía 2005; Televisión, video y subjetividad. Buenos Aires: Norma, 2002.
En televisión ha realizado Los colombianos Tal como somos. Tal.tv, Brasil, 2005 (Selección Input 2006).
 

 
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Andrea Matallana
Universidad Torcuato Di Tella - Argentina
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
Desde mi punto de vista el interes sobre una Historia de los medios en América Latina está en construir una trama de descripciones y explicaciones acerca del cómo de los medios y el por qué. En este sentido, hay espacios sobre algunos medios que no han sido todavía explorados en detalle. Y si lo han sido, como es el caso de la radiofonía, por ejemplo, no siempre se ha hecho desde un pensamiento analítico sino desde la idea de crónicas. Desde mi punto de vista, los desafíos son varios: el primero está en relación a las fuentes y a la constitución de un corpus de análisis para realizar un abordaje multidisciplinario y de convergencia entre las diferentes naciones y culturas. Sabemos que el modelo radiofónico argentino toma referencias de los Estados Unidos, en una primera época, pero no hemos avanzado en la comparación con otros ejemplos latinoamericanos. Algo similar ocurre con relación a la industria cultural, como las discográficas, por ejemplo.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Desde una perspectiva histórica, creo que el abordaje debe atender a varias cuestiones: la primera, la perspectiva social (es decir: cuál es el contexto en que esos medios comienzan a generarse y con qué propósitos), la segunda, una perspectiva económica (cómo se constituye una actividad que otorga rentabilidad y que legitima una visión de la época), la tercera, creo que estaría referida a los contenidos (son locales, regionales, multiculturales, o con discursos y formatos globales).
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Sería posible en la medida en que se planteara un interés por la transversalidad de las experiencias. En este sentido, los estudios subalternistas, o poscolonialistas han marcado similitudes importantes entre producciones culturales (las modas, los consumos materiales, algunos consumos culturales), y allí se rompe la idea de historia nacional. Analizar las implicaciones entre los medios a nivel regional es una tarea interesante, creo que el límite es el problema de la conformación de fuentes. En las Jornadas de Historia Interescuelas [Argentina] del año pasado se trató el tema,  en una mesa sobre historia cultural, de las implicaciones comunes del análisis de los medios en Argentina, Brasil y Chile, por ejemplo. Porque hay elementos en común: la relación con Europa – en sus inicios -, la importación de formatos con éxito comprobable en el exterior, por ejemplo; y el arribo de las grandes empresas para la instalación de los nuevos soportes sonoros del siglo XX como fonógrafos o aparatos de radio. Quizá, alentar a la constitución de redes, permitirían desarrollar experiencias con estructuras comparativas más amplias.
 
 
 
 
Andrea Matallana es Lic. en Sociología (UBA), Master en Investigación en Ciencias sociales (UBA) y Doctora en Historia (UTDT). Se desempeña como Profesora de Historia; Política y sociedad en Argentina y Seminario Metodológico en la UTDT. También ha sido Profesora a cargo de Talleres de Sociología e Historia en el CCRR - UBA. Ha publicado los siguientes libros: Humor y Política (EUDEBA 2000), Locos por la Radio (Prometeo 2006), Qué saben los pitucos La Experiencia del tango 1910-1940 (Prometeo 2009) e Imágenes y Representación (Aurelia Editores 2009).
 
 
 
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Mónica Maronna
Universidad de la República - Uruguay
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 

Con los comunicadores ocurre lo mismo que con los economistas, tienen tanta presión por identificar el rumbo posible del presente, que se sumergen en la inmediatez sin sospechar que muchas veces, dentro de los procesos más recientes, no todo es tan nuevo como parece. Y aun lo realmente nuevo adquiere mayor significado si se logra analizarlo dentro de un contexto más amplio en el espacio y en el tiempo. El conocimiento histórico, menos apremiado por trazar un plan para el futuro inmediato,  introduce una pausa reflexiva en medio de este intenso fluir de datos, imágenes y fragmentos del presente, con el propósito de  hacer más inteligible la realidad.  

Resulta verdaderamente apasionante y desafiante comprobar que se es protagonista de   un momento de inflexión en la historia aunque todavía no se sepa con certeza la magnitud de ese cambio y de qué modo seguirá operando. La distancia cultural entre las generaciones aumenta cada vez más en menos tiempo. Por ejemplo, las prácticas de lectura y escritura permanecieron más o menos estables durante varias generaciones pero hoy están profundamente removidas y se percibe su impacto en distintas áreas. Leila Macor, una escritora venezolana, expresó recientemente un juicio compartible:  “No soy la única que ya no lee ningún artículo hasta el final: en esa forma inconclusa de consumir está la base del cambio cultural generado por la Web 2.0”. Con una buena dosis de humor, describe la conformación de una “personalidad digital múltiple”: “Empecé a sentir que esto no podía ser normal cuando me vi a mi misma deprimida por chat, eufórica en Facebook, organizando una alegre salida por mensaje de texto, posteando una reflexión aséptica en Twitter y hablando de cocina por teléfono, todo al mismo tiempo. Me reí al darme cuenta de que estaba llorisqueándole un drama a un amigo en Messenger mientras le respondía entusiasmada a alguien por SMS: jaa! Buenazo, vamos!”.  (El País Cultural,  Diario El País, Montevideo, 20 de agosto, 2010, p 12). Las preguntas que sugiere esta realidad conducen a interrogarse sobre la dinámica del cambio cultural, sobre la relación entre  medios, sociedad y cultura y sobre una nueva definición del espacio público y privado.  Asimismo, una pausa reflexiva ante el aluvión de datos pone en evidencia la persistencia de algunos trazos y continuidades con expresiones culturales de siglos anteriores. En algún sentido, podemos ser contemporáneos de los lectores de la Bilbliothèque Bleue, de las detalladas crónicas policiales que circulaban en forma de “ocasionales” o  de la renovada prensa del siglo XIX.  

Y en la  dirección opuesta, junto a la continuidad, es posible observar  el cambio  brusco, impensable, a veces inesperado, pero nunca aleatorio.  ¿No fue acaso el teléfono una innovación pensada para mejorar el telégrafo? En 1876, muchos contemporáneos creían que la “voz  directa trasmitida a distancia” era una extravagancia reservada para unos pocos hombres de negocios. Nadie podría haber vaticinado su éxito, su despliegue, su movilidad y menos aun el hecho  que en el siglo XXI el uso más frecuente sería  para escribir, otra vez, “telegramas” sólo que personales, privados, sin mediación ni código Morse. Ese espacio de lo “inesperado pero no aleatorio”, al decir de Patrice Flichy, dirige la mirada sobre las maneras en que una sociedad se relaciona con las tecnologías. Las interrogantes no admiten  respuestas  sencillas porque se centran en los usos sociales y  en las prácticas culturales  cuyo estudio, además de necesario, aporta claves interpretativas significativas.

En América Latina los estudios históricos sobre los medios revelan desarrollos muy dispares, incipientes en algunos ámbitos y con más tradición en otros. Pero un común denominador es el predominio del  universo de lo  impreso en relación a los abordajes que tiene como objeto la radio o la televisión, fenómeno muy comprensible si se toma en cuenta las concepciones acerca del trabajo del historiador y los prejuicios  de los intelectuales respecto a  la masividad y sus efectos negativos sobre la cultura.  La prensa, en cambio, goza de otra legitimidad porque ha estado relacionada con el quehacer  intelectual y literario. Además, claro está,  existe  una razón práctica porque es una fuente materialmente  disponible, está completa, se puede consultar y recorrer para volver a ella una y otra vez.  Pero aun así,  requiere hoy nuevas preguntas acerca de sus condiciones de producción, circulación y consumo. Sobre la radio y la televisión existe menos conocimiento acumulado. Y por si fuera poco, el “viejo oficio” también tiene que  contrariar la percepción acerca de los escasos resultados alcanzables de quienes consideran que no hay nada para agregar sobre la radio o la televisión en América Latina. Muchas veces detrás de esta  indiferencia sobre el pasado  subyace una noción de  medios exclusivamente construidos desde los centros de poder y, por tanto, nada  original se obtendrá como resultado su estudio.

En tiempos en que se debate sobre el fin de los medios masivos, resulta para muchos un esfuerzo ocioso empezar a ocuparse de su historia.  Aun si la historia no pudiera aportar nada a los debates actuales – algo muy poco probable- igual valdría la pena conocer cómo llegaron a ocupar el lugar central que adquirieron. En realidad, habría que  plantearse si es posible comprender cabalmente el siglo veinte sin ocuparse del cine, la radio, la televisión, las revistas o los diarios. Cada generación ha crecido con algún emblema distintivo  asociado a los medios,  al recuerdo de un evento televisado, las idas al cine o la escucha de su programa preferido. Desconocer su trayectoria resta  posibilidades de comprender el pasado o, dicho de otro modo, su ausencia como objeto de estudio deja  sin consideración ejes centrales y decisivos de la cultura, la sociedad, la política y la economía.

Paradójicamente, el desinterés por la historia de los medios convive con la eclosión de su memoria al colocar en escena los viejos éxitos exhibidos como trofeos muy preciados. El radioteatro, las fonoplateas, las seriales o los teleteatros  son evocados  en forma permanente como parte de un pasado idealizado. Se trata de  los mismos géneros y formatos que los contemporáneos criticaban por considerarlos factores de “embrutecimiento cultural”, “poderosos narcotizantes” y “trasmisores de ideología dominante”. Además de estudiar los medios, vale la pena estudiar su memoria, considerada ésta como objeto de análisis. Probablemente obtendremos más de este presente que de aquel pasado.

 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 

Una pregunta previa remite a conocer quiénes  se  han ocupado de narrar  la historia de los medios. A esta zona se ha llegado desde diversos ámbitos, desde la comunicación, las  letras, la historia, o desde los propios protagonistas.  Este abordaje múltiple parte  de  la urgencia por cubrir un vacío que, aunque generalizado, se hace más notorio para América Latina.  Marca también, el contorno saludablemente indefinido y plural de este campo de investigación.  En gran medida la historia cultural se convirtió de hecho en la zona de encuentro que no casualmente  hizo posible la confluencia de aportes diversos.  Raymond Williams, Peter Burke, Roger Chartier, Carlo Ginzburg, Michel de Certeau, Pierre Bourdieu,  son algunos de los tantos referentes presentes en cualquier biblioteca de  quienes se ocupan de estos temas.  

¿Es la historia de los medios un campo específico? Aunque probablemente desde la academia  se señale y se cuestione acerca de la pertinencia de más “historia en migajas”, es real que su estudio requiere instrumentos diferentes a los que está acostumbrado el historiador.  La historia de los medios puede ser la de cada uno de ellos,  o puede ser la de sus productos, o la de sus públicos o la de los agentes que lo hacen posible o, quizás,  todo esto y mucho más a la vez. Por ahora, se trata de un territorio poco transitado donde es posible construir con solidez, con paciencia, con aportes múltiples y es también una fuente de recursos para responder nuevas preguntas. Los medios son objeto de estudio y a la vez son  fuentes de conocimiento.

En América Latina queda mucho camino por recorrer y muchas áreas que merecen ser revisadas a la luz de nuevas preguntas. Empezar por trazar el mapa podría despejar el camino para avanzar en él. Resulta inevitable que en muchos casos, el trabajo empiece desde cero y por tanto reconstruir los hechos con datos “puros y duros” resulta una tarea  imprescindible. Optar  por los momentos fundacionales puede aportar pistas interesantes y extender líneas comparativas siempre que estén libres  del “mito de los orígenes”  o de la recurrente mística de la “excepcionalidad” de cada caso en particular.  Constituyen tramos donde  se dilucidan la mayor parte de los dilemas y se configuran rasgos nuevos. Conforman momentos de transición apropiados para analizar los ensayos técnicos, observar las decisiones que adoptan los agentes públicos y privados, conocer cómo experimentaban los géneros, ponerle nombre a lo que ocurre (¿radiotelefonía, radiodifusión, broadcasting?); ubicar lo nuevo (¿quién se ocupa de las ondas?); revisar la legislación (¿a quién pertenecen las ondas?);  ¿De dónde salieron  los primeros empresarios? ¿Cómo se crearon los públicos? ¿Cómo se crearon sus preferencias? ¿Cómo se formaron  los que trabajan en ella?  Muchas son las interrogantes  posibles acerca de la convivencia de lo “nuevo” y lo “viejo” y ninguna de las respuestas deriva naturalmente de las condiciones técnicas, sino que se construye como parte de la dinámica histórica. En paralelo a los tramos fundacionales, resultan cautivantes los presagios de naufragio o, si es el caso, el naufragio mismo.  Sorprende la cantidad de anuncios de inexorables finales tanto como la comprobación de la capacidad para el cambio que desarrollaron los propios medios. Su capacidad de coexistir  y transformarse es uno de sus rasgos más perdurables.  Lo interesante es ponerlos en relación con la cultura y sociedad y comprobar que no todas las dimensiones  se mueven en un mismo ritmo.  Los empujes y los usos sociales  que a menudo redireccionan los usos originales superan cualquier pronóstico y por eso vale la pena conocerlos.

Dos recaudos merecen la atención. En primer lugar, es imprescindible no aislar  los medios del contexto global del que forman parte porque no actúan aisladamente. En segundo  lugar, es necesario considerar el problema de las fuentes y  el acceso a los archivos que constituyen uno de los puntos cruciales sobre todo para las investigaciones en radio y televisión. Los problemas actuales  no son más que un preanuncio de las dificultades de los archivos del futuro ¿Resistirán los cambios de soporte? ¿Cómo se conserva y se preserva? ¿Qué conservar?

Otro desafío nada menor es cómo comunicar lo que se investiga. Parecería existir una incompatibilidad congénita entre el conocimiento académico y la posibilidad de comunicarlo. Los medios fragmentan, apremian, y la historia se resiste a las respuestas sencillas, unidireccionales y mientras tanto otros saberes ocupan ese lugar sin tanto conflicto. Pero cómo comunican los investigadores  -y más en estos tiempos intensos y “apurados”- es harina de otro costal.

 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 

Una visión nacional de la historia empobrece su mirada y ha sido el resultado de un modo particular de construir un relato,  por tanto nada impide que cambie. En materia de medios de comunicación es poco probable que una historia exclusivamente nacional sea suficiente para responder las preguntas porque su trayectoria desborda cualquier límite. Las fronteras no son marcas territoriales que definen a priori una pertenencia, sino que son una construcción histórica y por tanto forman parte de una dinámica identificada  por sus  prácticas sociales y culturales.

Esto plantea un asunto que requiere ser atendido muy especialmente porque si se acuerda que  las historias nacionales no ayudan a comprender, se vuelve imprescindible  resolver su sustitución. Se puede fundamentar largamente por qué es necesario escapar de las historias nacionales. Indudablemente resulta más rendidor y apropiado en términos de conocimiento. Proclamarlo es sencillo, resolverlo en forma consistente y viable es más complejo porque historizar implica trabajar dentro de las coordenadas  espacio-tiempo.  Un camino poco explorado pero probablemente muy alentador podría llevar a pensar asuntos en términos regionales. Cualquiera de los países latinoamericanos, aun los que aparentan ser más homogéneos, admiten estudios por regiones culturales. Desde Montevideo es impensable estudiar los medios sin articularlos, al menos, dentro del espacio cultural rioplatense del que siempre formaron parte en forma muy natural y fluida.  El consumo de cine y después la televisión contaron siempre con un alto nivel de consumo y un bajo desempeño en materia de producción. El cine mexicano, por ejemplo,  formó parte del repertorio de la cultura  popular uruguaya tanto o más que el cine argentino. 
En suma, una historia de los medios requeriría problematizar las “historias nacionales”.

 
 
 
 
Mónica Maronna se desempeña como Profesora en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República de Montevideo.
Es docente egresada del IPA e  historiadora. Autora y coautora de libros y artículos de historia de los medios e historia social y política. Desarrolla su tesis doctoral en la UBA sobre Historia de la radio en Uruguay 1922-1956.
 
 
 
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Micael Herschmann
Universidade Federal de Rio de Janeiro - Brasil
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
É indiscutível a importância socioeconômica e política da história dos meios de comunicação para as sociedades latino-americanas. Ainda vivendo um processo de ampliação da cidadania (ou seja, ainda enfrentam-se inúmeros contextos marcados pela desigualdade e exclusão social) em seus respectivos países, a construção de uma história da comunicação rigorosa (e corajosa) se coloca para os atores sociais com um passo importante para a revisão da história da América Latina nos últimos séculos e para ampliação de um imaginário social mais democrático. Como já foi ressaltado, por inúmeros teóricos da área, há inúmeros desafios a serem enfrentados na construção de uma história dos meios de comunicação na América Latina. Poder-se-ia mencionar os mais evidentes, tais como: a) pouco interesse e/ou apoio público ou privado para a construção deste tipo de história; b) inexistência ou precariedade dos acervos nos quais está depositada esta documentação; c) nível de instrução ou desinteresse da população por este tipo de temática (ou inadequação da maneira como é apresentado este conjunto de enunciados/conteúdos ao público). Entretanto, incomoda-me que continuamos – após tanto debate já realizados no campo da comunicação nas últimas décadas – como uma história excessivamente centrada: a) na história dos veículos de comunicação em si (focada na estrutura econômica ou nos conteúdos ideológicos e não nas mediações); b) ou apenas no processo de recepção dos conteúdos midiáticos. Carecemos de pesquisas de comunicação, que retomem de alguma forma a agenda ampliada dos Estudos Culturais Britânicos e que trabalhem – como propunha Stuart Hall - não só com os codes, mas também os decodes presentes.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Considero como sendo de suma importância a organização e desenvolvimento de projetos internacionais de história dos meios de comunicação, envolvendo investigadores de diferentes países da América Latina. É muito importante que possamos construir estudos comparativos e metodologias de pesquisa integradas. Especialmente, neste momento em que a indústria dos meios de comunicação (e, evidentemente, o mundo) estão globalizados, estas investigações de grande porte - envolvendo redes de pesquisadores - adquire uma relevância estratégica enorme. Poder-se-ia oferecer como, por exemplo, os desenvolvidos: pelo Orbitel (Observatório Ibero-americano da Ficção Televisiva); pela CIESPAL (Centro Internacional de Estudos Superiores de Jornalismo para a América Latina), pelo Observatório de Cultura da OEI (Organização dos Estados Ibero-Americanos), entre tantos outros que, felizmente, vem sendo implementados, nos últimos anos. São exemplos de estudos interessantes, desta envergadura, e que poderão geram resultados muitos significativos em breve.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Não sei se deveríamos “escapar das histórias nacionais”, pois há conseqüências importantes a serem levadas em conta. Na realidade, muitas vezes as novas gerações de pesquisadores, de certa maneira, fazem isso. Alguns que estudam a relação da sociedade com as novas tecnologias digitais des-territorializam e muitas vezes quase “presentificam” seus objetos de pesquisa. Frequentemente analisam praticamente de forma exclusiva a recepção que os atores sociais fazem das novas mídias (especialmente aqueles que envolvem o emprego dos meios de comunicação alternativos e interativos) como se estes veículos não estivessem inseridos num emaranhado de interesses, não estivessem envolvidos num contexto sóciopolítico econômico (marcados por históricas tensões e articulações entre atores sociais e instituições) ou como se não tivessem que se relacionar com as mídias tradicionais. Acredito que um rigoroso trabalho de história da comunicação necessariamente deve trabalhar dentro de uma perspectiva: a) que privilegie não só as rupturas, mas também as continuidades nos diferentes processos que envolvem atores e instituições; b) compromissada com os interesses sociais da sua coletividade (com a construção de uma análise crítica) e, portanto, a análise do contexto nacional, ainda que não exclusiva, é imprescindível hoje (mesmo num mundo globalizado). Os pesquisadores de comunicação podem subsidiar - com seus estudos e reflexões - ações dos atores sociais que não estão centradas no nacional (podem privilegiar uma articulação do local com o global ou mesmo com o macrorregional, tal como sugere García Canclini - na coletânea intitulada Indústrias Culturais na Integração Latino-americana - ao propor um “Federalismo Regional” como alternativa), mas não deveriam perder de vista os processos históricos dos seus respectivos países, na América Latina.
 
 
 
 
Micael Herschmann es Profesor e Investigador del Programa de Pós-Graduação em Comunicação da Universidade Federal do Rio de Janeiro y Coordinador del Núcleo de Estudos e Projetos em Comunicação (NEPCOM) da Escola de Comunicação da UFR.Ha publicado Comunicação e História: Interfaces e novas abordagens (2008), en colaboración con A.P. Goulart.
 
 
 
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Celia del Palacio
Universidad de Veracruz - México
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
En el año de los bicentenarios, una pregunta sobre la necesidad de la historia es sin duda relevante. Estoy convencida de que un análisis de los medios de comunicación actuales que no tome en cuenta a la historia, es un análisis incompleto y que corre el peligro de tomar como única verdad a lo inmediato. Muchos de los fenómenos que se presentan en los medios de comunicación actuales tienen sus raíces y sus explicaciones en el pasado. Sin embargo, emprender una historia de los medios, implica enfrentar un enorme desafío: las fuentes. En muchos lugares las fuentes documentales han desaparecido y los testigos presenciales han muerto. ¿Cómo reconstruir la historia a partir de series incompletas, indicios, pistas…? Se vuelve imprescindible acudir a los métodos menos tradicionales y utilizar al máximo cada atisbo, cada susurro, cada documento existente.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Creo que un proyecto de esta magnitud debería encararse de manera colectiva (por supuesto) y de manera interdisciplinaria. Es decir, con un equipo de historiadores, comunicólogos, sociólogos, literatos de diversas nacionalidades. Habría que revisar si las periodicidades tradicionales son útiles y dependiendo de ello, abordar la historia con una periodicidad adecuada.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Yo creo que es necesario plantearse seriamente esta pregunta, ya que por un lado, la historia política de cada país influencia de manera determinante a los medios de comunicación, pero por otro lado, las fronteras mismas están determinadas históricamente: los países actuales no existían hace doscientos años y las fronteras de muchos de ellos han cambiado en ese lapso. En la actualidad, la nación, la región y las fronteras están en el centro de los debates. Las fronteras híbridas, las migraciones, el multiculturalismo y la interculturalidad ponen en duda muchas de las verdades indiscutibles del pasado, incluso para el caso de la historia de los medios de comunicación. Así mismo, los nuevos nacionalismos estudiados ya por varios investigadores de los medios, terminan de convencerme de que el asunto no es nada fácil y que cualquier respuesta que diera ahora sería simplista y cuestionable. En primera instancia podría sostener que el concepto “región” sería más útil, incluso en el estudio de la larga duración en América Latina.
 
 
 
 
Celia del Palacio es Doctora en Historia por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y Presidenta fundadora de la Red de Historiadores de la Prensa en Iberoamérica. Coordina el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana. Ha coordinado 10 libros colectivos sobre Historia de la prensa y de la cultura impresa en México.
 
 
 
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Esther Hamburger
Universidade de Sâo Paulo-Brasil
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
É grande o interesse que uma – ou mais – histórias dos meios na América Latina apresenta para a História mundial dos meios e para a história nacional dos meios, em particular a história da televisão e do cinema. Estudos como os de John Sinclair sobre a televisão e os de Ella Shohat e Robert Stam sobre o multiculturalismo e os meios, especialmente o cinema, sugerem que abordagens transnacionais podem revelar especificidades sobre a inserção desses meios no continente. A história da telenovela em particular, com suas raízes na Cuba pré-revolucionária e com seus circuitos que promovem a circulação de roteiros e vídeos com alterações para adequações nacionais tem muito a revelar sobre as articulações entre gêneros, indústrias e cultura política. A história dos Cinemas Novos que nos anos 60 e 70 propuseram em diversos países da América Latina, formas revolucionárias em busca de articulações entre arte e transformação social pode acumular no sentido de retomar esses desafios. Vale lembrar que ao menos no caso do cinema e da televisão, as diversas aproximações críticas são relevantes para a compreensão de mudanças estileisticas que por sua vez expressam mudanças mais amplas.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Creio que diversos projetos de historia dos meios na América Latina são bem vindos e podem contribuir para elucidar diversas passagens históricas. Creio que dentre os diversos meios, as especificidades de linguagem fazem diferença inclusive porque sugerem periodizações diversas. No caso dos meios audiovisuais, a forma e as articulações sociais que ela expressa são relevantes para a compreensão de diversas inserções ao longo do tempo. No caso da imprensa escrita o mesmo vale – mas os períodos e os estilos possuem sua própra especificidade.
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Sempre é possível falar em histórias nacionais, e creio que é nesse escopo que os estudos estão mais desenvolvidos. No entanto, estudos transnacionais e continentais desafiam os estudos nacionais na medida em que sugerem que processos que pareciam únicos podem não ser tão originais assim. É o caso por exemplo da configuração familiar de diversas empresas do setor midiático na América Latina. Por outro lado, histórias nacionais também podem provocar statements considerados válidos para todos os meios em todos os momentos históricos e lugares do mundo. É por exemplo o caso da idéia de que a televisão nivela por baixo, desmentida pela experiência da TV brasileira nos anos 1970 e 1980.
 
 
 
 
Esther Hamburger é crítica, ensaísta. Doutora em antropologia pela Universidade de Chicago é atualmente professora Livre Docente do Departamento de Cinema, Rádio e TV da ECA USP e diretora do CINUSP “Paulo Emílio”. É autora do livro O Brasil Antenado, a Sociedade da Novela, além de diversos artigos em coletâneas e revistas especializadas.
 
 
 
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Gilberto Eduardo Gutiérrez
Universidad Javeriana - Colombia
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 

Lo primero que considero central es aclarar que veo una continuidad más que una separación entre la “hipótesis de las mediaciones” y la construcción de una historia de los medios. Creo que lo clave es que pensar desde los medios y pensar los medios desde las mediaciones ofrecen posibilidades de hacer dos historias que son distintas y complementarias: una historia de los medios y una historia de la comunicación.

La historia de los medios se pregunta por la manera en que estos como artefactos, como tecnologías, como hechos sociales, como escenarios de narración y representación de lo social, como industrias, etc han ido transformándose y han ido transformando a la sociedad. En esta dirección creo que un reto está en superar la perspectiva unidimensional que pone el hecho de pensar cada medio solo, sino que al abordar una perspectiva de “sistema de medios”  se pueda pasar de la historia del medio a la historia de los medios e interrogarse de manera transversal y compleja por su rasgos particulares y por sus tensiones y procesos con otros medios y con la manera en que configuran y son configurados en contextos particulares temporales y espaciales.

El segundo reto está en que la historia de los medios supone una multidimensionalidad que debe plantearse lecturas integrales al menos en dos perspectivas: atender a la dinámica que va del medio como artefacto, y tecnología a sus lógicas de producción, las formas en que es usado y apropiado a lo largo del tiempo como la de superar las historias nacionales (sobre todo en América latina) para poder ver no solo la comparación entre procesos nacionales sino lo que en otro espacio he llamado los ríos profundos de la comunicación y sus memorias compartidas, es decir los hilos que unen a la región en el proceso de expansión de los medios y la dinámica de los sentidos que fluyen, se representan y se consolidan en ese territorio amplio: dinámicas de intercambio, de préstamo, de mezcla, de inmersión, etc.

Hay un interés clave en hacer una historia desde este espacio y es la de convocar por un lado a una relectura de la sociedad desde la comunicación que permita enriquecer las comprensiones y explicaciones que se tienen de las historias nacionales y regionales, lo segundo tiene que ver con el hecho de hallar en la historia pistas para la recreación de los presentes y futuros, de la construcción de políticas y patrimonio y por supuesto de los modos de ser y hacer de la comunicación y sus agendas y narrativas en el presente.

 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Un proyecto a mi manera de ver se encarnaría en dos tipos de acciones clave: un proyecto de recuperación de memoria tanto de los medios como de la gente, las audiencias y los procesos sociales que permitan constituir un gran centro de la memoria y segundo un proyecto colaborativo y en red que permita buscar trazar representaciones complejas y ricas que den cuenta del flujo de artefactos, formas y sentidos que trazan los ríos profundos de los medios y la comunicación en América Latina.
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 

No solo posible sino necesario. Por lo que he señalado antes, lo clave de la investigación de historia de los medios debe integrarse a una pregunta por el “sistema-mundo” de la comunicación y por las tensiones y luchas que van configurando espacios comunicativos locales, regionales y globales.

De otra parte quisiera dejar señalado que realmente hay una entrada en los estudios de historia y comunicación que podrían aproximarse a una historia de luchas por el sentido para aproximarse más que a una historia social de la comunicación a una historia comunicativa de la sociedad.

 
 
 
 
Eduardo Gutiérrez es Magíster en Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana. Licenciado en  Lenguas de la Universidad Pedagógica Nacional. Estudiante del doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Colombia.  Hace parte del grupo de investigación comunicación medios y politica, miembro  de LABCom Javeriana. Profesor asistente del Departamento de Comunicación de la Universidad Javeriana. Lider  de la práctica por proyecto: Comunicación desde la Escuela. Asesor de Fundación Social, Maloka y el Ministerio de Cultura en procesoseducativo-comunicativos y de sistematización de experiencias. Sus campos de trabajo se centran en los cambios culturales en al era digital, las relaciones comunicación educación, las experiencias de comunicación y cambio cultural y la historia y memoria de la comunicación.  Ha publicado Comprender la Comprensión (Ríos de Tinta; México 2008), y más de 30 artículos en libros colectivos y revistas especializadas. 
 
 
 
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Claudia Irene García Rubio
Instituto Tecnológico de Monterrey - México
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 

El interés de contar con una historia de los medios en América Latina es el interés del conocimiento mismo y que desde luego permitiría comprender este importante ámbito, íntimamente ligado con nuestros regímenes políticos en la región.

El principal desafío que nosotros observamos al emprender una investigación sobre la historia de la prensa (impresa exclusivamente) en numerosos países de América Latina fue la falta de una bibliografía completa en la materia. Cabe señalar que algunos países han desarrollado de manera completa la historia de los medios, mientras que para otros tienen estudios iniciales. Un segundo problema fue aproximarnos adecuadamente a la historia de cada país desde México, evitando los prejuicios y estereotipos que a menudo nos invaden.

A pesar de lo anterior, someteremos a su consideración el libro titulado La prensa en el mundo, en el que hacemos una radiografía de la prensa en más de 30 países, de los cuales nuestra región ocupa la mayor parte. Un apartado de cada país está destinado a la historia de la prensa.

 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
Desde mi perspectiva, hay que crear redes de trabajo en la región, en donde investigadores ya consolidados desarrollen la historia primero de cada país, observando los mismos criterios, y en un segundo tiempo se pueda hacer el estudio de la historia de una prensa regional. A partir de nuestras investigaciones existen desde luego rasgos comunes y etapas semejantes en la historia de los medios de nuestros países.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 

Las historias nacionales, desde mi perspectiva, son necesarias para después emprender el estudio de posibles historias regionales. Me parece importante subrayar que la historia de los medios es compleja: prensa, cine, radio, televisión y ahora internet requieren del trabajo colectivo de investigadores comprometidos con el eventual proyecto.

Un eventual estudio de la historia de los medios en América Latina sería necesario para la región y de gran relevancia. Personalmente he trabajado con la prensa y con la televisión en América Latina y desde luego resultaría apasionante colaborar en una investigación en la materia. Si bien no soy historiadora, la historia siempre ha guiado nuestros estudios e investigaciones.

 
 
 
 
Claudia  Irene García Rubio es Doctora en Ciencias de la Información y la Comunicación por la Universidad de Paris II – Panthéon-Assas. Master en Medios y multimedios en el Instituto Francés de Prensa (IFP, Francia) y licenciada en Ciencias de la comunicación de la Universidad Intercontinental. Ha sido directora de carrera de Ciencias de la comunicación y desde 2004 es profesora de tiempo completo del Departamento de Comunicación y Periodismo del Tecnológico de Monterrey - Campus Ciudad de México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia de las Ciencias. Entre sus publicaciones: La prensa en el mundo (dir.). México: Fragua San Pablo, 2010; Democracias de opinión. Medios y comunicación política en las elecciones mexicanas 2006 (coord.). Buenos Aires: La Crujía, 2007; Para entender la televisión en México. México: Fragua San Pablo, 2008.
 
 
 
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Luiz Artur Ferraretto
Rio Grande do Sul - Brasil
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 

El gran desafío es la existencia – y, por lo tanto, la necesidad de identificarlas – de aproximaciones, divergencias y contrastes. América Latina, como área de economía subdesarrollada y dependiente en relación a los países del llamado Primer Mundo, posee, como dato unificador, industrias culturales con notable influencia de España y/o de Estados Unidos. La diversidad cultural, económica, política y social hace con que la presencia de empresas, estándares y productos, oriundos en especial de estos dos países, se dé también de formas diferenciadas. El propio idioma explica algunas divergencias. Si el capital español circula en el sector en países como Argentina y México, lo mismo no ocurre, con intensidad semejante, en Brasil. La diferencia está en el origen en los tiempos coloniales. Mientras la prensa en el área bajo control de España llegó mucho antes, Brasil sólo vería su primer periódico en el siglo 19. Con la creciente influencia cultural estadunidense en el país después de la Segunda Guerra Mundial, ampliada, en especial en el plan político, en los dos decenios de dictadura militar pós-1964, los medios de comunicación tienden a adoptar crecientemente estándares de organización empresarial y producción de contenidos semejantes a los de sus congéneres de América del Norte. Asimismo, ocurrieron adaptaciones de modelos oriundos de los Estados Unidos a las realidades regionales de Brasil. Son cambios a veces con alto grado de sutileza, a veces de tal orden que, al observador más desatento, parecen sin relación con el origen al diferenciarse en gran medida de ésta. Hay, por lo tanto, particularidades que tendrían relieve si fuesen estudiadas de modo comparativo con otras verificadas en los demás países latino-americanos.

Tener conciencia de esta realidad pasa por la identificación también de las diversas vertientes de los estudios históricos teniendo por objeto la Comunicación Social y/o sus particularidades. Para tanto, cabe recordar lo expuesto por Michael Schudson*. Según el autor, las encuestas con tal enfoque son de tres tipos: (a) historia de las instituciones; (b) macro-historia; e (c) historia propiamente dicha. El primero cuestiona de qué modo se desarrollo esta o aquella institución. Schudson alerta, sin embargo, que los estudios exclusivamente dentro de este enfoque ignoran el impacto sobre la sociedad y corren el riesgo de convertirse “en un desfile de personajes y readecuaciones organizativas” (SCHUDSON, 1993, p. 213). Ya el enfoque histórico propiamente dicho procura huir de esta reducción y se diferencia de lo referente a la macro-historia:

Considera la relación de los medíos de comunicación con la historia cultural, política, económica o social y aborda la pregunta ¿de qué modo influencian los cambios en la comunicación y cómo se ven influidos por otros aspectos del cambio social? Allí donde la macro-historia se interesa sólo por lo que la comunicación nos dice acerca de alguna otra cosa (la naturaleza humana, “el progreso”, la “modernización”), la historia propiamente dicha trata de lo que  la comunicación nos dice acerca de la sociedad y lo que la sociedad nos cuenta de  la comunicación o ambas cosas a la vez.  (SCHUDSON, 1993. p. 214.).

 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
La actual visión, fluida y particularizada, de la historia de los medios de comunicación en América Latina dificulta el propio desarrollo de una comprensión más amplia de las industrias culturales en un cuadro creciente de convergencia digital y de globalización del capital. Es necesidad apremiante que pasa, seguramente, por proyectos integrados volcados a la identificación de las líneas generales del proceso histórico. Significa analizar proximidades y distanciamientos de los objetos de estudio en sus contextos nacionales o regionales** específicos. Este sería un punto inicial que permitiría conocer mejor, por ejemplo, influencias externas a América Latina, trazando conexiones entre los procesos históricos de cada país y de estos con los del mundo occidental.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Es posible. Las historias nacionales deben ser vistas, sin embargo, como el punto de partida. Creo que la identificación de las líneas generales del proceso histórico sería el primer gran objetivo. Un objetivo que, a todo momento, debe ser confrontado con sus orígenes, sin perderlas de vista. Hay diferencias culturales significativas entre los varios países latino-americanos. De hecho, en América del Sur y Central, existen, inclusive, los frutos de una colonización no española o portuguesa, que, en condiciones ideales, deben ser incluidos en el estudio. La propia divergencia de origen – sea en relación a esas naciones, sea entre cada país de raíces hispánicas o lusas – reflejada también en la Comunicación Social puede explicar mucho de lo que somos. Se observa, aún, que hay, que considerar el inmenso abanico de influencias oriundas de las culturas nativas y de aquellas que para aquí vinieron subyugadas – como las de origen africana – o por la migración – alemanes, italianos, japoneses... Creo que el mapeo histórico de la comunicación debe realizarse, por lo tanto, sin ignorar las diferencias y considerando los contextos culturales, económicos, políticos y sociales.

* SCHUDSON, Michael. Enfoques históricos a los estudios de la comunicación. In: JENSEN, Klaus Bruhn;  JANKOWSKI, Nicholas W. (Org.). Metodologías cualitativas de investigación en comunicación de masas. Barcelona: Bosch, 1993. p. 211-228.

** Aquí, se considera lo regional como una parcela de lo nacional, y que puede representar el contexto de una ciudad o, según la organización político-administrativa, lo de un estado, lo de un departamento o lo de una provincia.
 
 
 
 
Luiz Artur Ferraretto es coordinador del Grupo de Pesquisa Rádio e Mídia Sonora de la Sociedade Brasileira de Estudos Interdisciplinares da Comunicação (2007-2010). Profesor de Comunicación Social de la Universidad de Caxias do Sul, Rio Grande do Sul. Doctor en Comunicación e Información por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, de Porto Alegre. Autor de Radio – El vehículo, la historia y la técnica, Radio en Rio Grande do Sul (años 20, 30 y 40): de los pioneros a las emisoras comerciales  y Radio y capitalismo en Rio Grande do Sul: las emisoras comerciales y sus estrategias de programación en la segunda mitad del siglo 21.
Dirección electrónica: luiz.ferraretto@uol.con.br.
 
 
 
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Luis César Díaz
Universidad Nacional de La Plata - Argentina
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
Sin duda alguna significa un desafío impostergable por la importancia del tema.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 
En principio con un equipo interdisciplinario y, naturalmente, con recursos humanos y económicos.
 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Siempre es posible escapar ….. pero, que objeto tendría dicha “fuga”. Dado que sería de vital utilidad estudios en clave comparativa.
 
 
 
 
Luis César Díaz es Doctor en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata (2010). Se desempeña como Profesor Adjunto de “Historia del Periodismo y las Comunicaciones en la Argentina” en la UNLP y como Profesor Asociado de “Historia de la Comunicación” en la UNRN. Entre sus publicaciones se encuentran los siguientes libros: Una mirada periodística sobre la cotidianidad platense (1882-1900), 1999; La Plata. Paseos públicos. Sociabilidad y ocio en la prensa (1882-1900), 2000; La Cuenta Regresiva. La construcción periodística del golpe de Estado de 1976, 2002; Intelectuales y Periodismo. Debates públicos en el Río de la Plata 1776-1810, 2005; “Combatiendo la ignorancia aprendida”. La prédica jauretcheana en la revista Qué (1955-1958), 2007 y Nos/otros y la violencia política 1974 – 1982, 2010.
 
 
 
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Marialva Carlos Barbosa
Universidad Tuiti de Parana - Brasil
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
A especificidade histórica da América Latina, construída na relação específica com um poder central colonizador, a multiplicidade racial que construiram uma população com experiências culturais específicas, a experiencia da escravidão em muitos países, as guerras internas empreendidas no sentido de construir uma dominação duradoura e as resistencias que existiram por todas as partes indicam uma especificidade histórica desses países que, por si só, já justificariam a construção de uma história dos meios a partir das experiências culturais desses territórios. Entretanto, mesmo a história dos territórios mais específicos (construídos em torno da idéia de Nação) está por ser feita. Portanto, o desafio é construir grupos de pesquisas transnacionais para que se possa pensar a historicidade dos meios latinoamericanos como um corpo, respeitando-se as historicidades locais, mas pensando-se, ao mesmo tempo, nas generalizações indispensáveis num territorio que possui mais convergencias do que especificidades.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 

Esse projeto é urgente e indispensável, por variadas razões. A primeira delas diz respeito a uma idéia de transnacionalidade que governa as reflexões contemporáneas, já que os enraizamentos são solapados pela lógica da construção de um mundo em comum. Nesse simbolismo que existe na contemporaneidade há que se pensar teóricamente para além da idéia de nação, uma construção do século XIX, e que não mais faz parte da emergencia cultural do século XXI. Alarga-se as fronteiras e procura-se especificidades que unam vastos territórios: esse é um pouco o espírito do novo século. Mas não são apenas razões de natureza simbólica que atestam a atualidade de um projeto de construção da história dos meios na América Latina.

A especificidade histórica desse territorio, o dominio de um viés analítico cuja centralidade se fazia a partir de uma reflexão que advinha da matriz européia, cuja história não guarda relação com os processos latino-americanos, são motivos não menos importantes para justificar a construção de uma história dos meios a partir da historicidade latinoamericana e das culturalidades que se formam ao longo desse tempo histórico..

Portanto, há que se pensar nos processos de comunicação que são específicos do territorio latinoamericano e como esses se desenvolveram na duração. Pensando históricamente, por outro lado pode-se melhor entender os meios de comunicação e o papel que desempenham – cada vez mais de uma importancia considerável – em todos esses países.

A emergencia de novas mídias, por outro lado, tornam ainda a construção dessa história comum ainda mais necessária, para que os processos do presente sejam entendidos como uma espécie de linhagem dos processos pasados, já que nos meios de comunicação as rupturas são menos evidentes do que as continuidades, que nos permite mesmo dizer que em cada novo meio de comunicação permanece o antigo, com suas experiências jorrando na cena cultural.

 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 

A grande dificuldade é exatamente ultrapassar os limites territoriais gobernados pela idéia de Nação. Entretanto, se atentarmos para o fato de que Nação é uma construção histórica de natureza eminentemente política e que serviu aos intereses políticos dos dominantes no século XIX, não só é possível ultrapassar esses limites como propor outra lógica explicativa a partir dos aportes dominantes no século XXI. Do ponto de vista do poder hegemónico, sobressai a construção de um mundo em comum, que ultrapassa a lógica das fronteiras nacionais e se constroi como global. Esse discurso hegemónico é construido não apenas a partir da emergencia tecnológica, mas como um artefato de poder, governado pela lógica política-econômica do século XXI. Portanto, do ponto de vista político, as fronteiras territoriais tiveram que ser, de certa forma, alargadas. Portanto, está dada a senha também para que se reflita não apenas sobre a construção de territórios alargados, mas como se pode refletir sobre um proceso cultural dentro de um territorio tomado a priori como alargado.

Discute-se hoje a emergencia e a necessidade da volta de uma história global, tal como foi escrita no pasado uma história da civilização ocidadental. Essa história entretanto era gobernada por uma visão eurocêntrica. Não seria agora o momento de se pensar no alargamento do territorio em direção a uma cultura comum que nos faz latinoamericanos? Não seria o caso de pensar os meios de comunicação como um territorio que produz um amálgama histórico nessa região fronteiriça/ "desfronteiriça", com suas especificidades, experiências e práticas comuns?

Portanto, se o nacional foi relativizado no século XXI, pela emergencia política do conceito de global, há que reconstruir laços e talvez esses laços não estejam apenas na construção de territórios específicos (micro, muitas vezes), mas na reflexão sobre um lugar que se fez latino, América, também a partir de um discurso reitarado via meios de comunicação.

Pensar os processos comuns, as semelhanças e as diferenças entre esse grande lugar simbócio (a América Latina), pode ser uma saída para se ultrapassar fronteiras criadas em outro momento histórico.

Escrever a história dos meios latinoamericanos é também pensar na construção do conceito de América Latina, vislumbrar as práticas culturais comuns e específicas e perceber de forma público e poder foram engendrados numa histórica que coloca em cena práticas de longa duração.

 
 
 
 
Marialva Carlos Barbosa se desempeña actualmente como Profesora del Programa de Pós-Graduação em Comunicação e Linguagens de la Universidad de Tuiuti do Paraná (UTP). Es Doctora en Historia por la Universidad Federal Fluminense, Profesora titular retirada de la misma institución, História pela Universidade Federal Fluminense, Professora titular aposentada da mesma instituição. Diretora Científica da Sociedade de Estudos Interdisciplinares de Comunicação (INTERCOM), é também presidente da ALCAR - Associação Brasileira de Pesquisadores de História da Mídia. Pesquisadora do CNPq e da FAPERJ.
 
 
 
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Patricio Bernedo Pinto
Pontificia Universidad Católica de Chile – Chile
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 

El interés para nuestro continente radica en que los medios de comunicación han sido actores relevantes de nuestra historia, especialmente desde el inicio de los períodos de independencia nacionales. Evidentemente han pasado por distintas etapas, pero siempre han buscado su lugar en el denominado espacio público, en la discusión pública. Han compartido este espacio con otros actores (políticos, sociales, culturales, económicos, religiosos, científicos, entre otros), pero sobre todo han buscado influir en nuestras sociedades y también lucrar, dependiendo de cada caso. Con esos objetivos han desarrollado estrategias comunicacionales, periodísticas, tecnológicas, comerciales y empresariales. Han definido sus líneas editoriales, sus mensajes y sus públicos, y han intentado generar sintonías con ellos. En este sentido, los medios de comunicación deben ser entendidos como actores sociales que intentan influir en la sociedad, pero que también diseñan sus estrategias de desarrollo con las influencias que la propia sociedad ejerce sobre ellos. Por lo tanto, su relación con la sociedad es dinámica y necesariamente va cambiando.

Tomando en cuenta la centralidad que los medios de comunicación han ido adquiriendo en nuestras sociedades y en el mundo, es posible plantear los siguientes desafíos para la historiografía de los medios de comunicación en nuestro continente. El primero apunta a generar un cúmulo importante de investigaciones que permita integrar y visualizar a la prensa, la radio y la televisión, entre otros medios, como partes fundamentales de un sistema comunicacional continental y mundial. El segundo, que se desprende del anterior, tiene relación con la necesidad de incentivar la realización de estudios históricos comparados, que permitan establecer un diálogo con la comunidad académica internacional y, especialmente, con la latinoamericana.  

Desde esta perspectiva, se puede plantear la necesidad de superar los trabajos generales y meramente descriptivos en este campo historiográfico, que pueden ser muy útiles en la entrega de algunos datos relevantes, pero que en general tienden a aislar a los medios de comunicación de las sociedades en las cuales se insertaron, en las cuales fueron actores.

Otro punto importante tiene relación con ir superando ciertos desequilibrios en la disponibilidad de fuentes primarias para la investigación. Mientras que para la historia de la prensa a lo menos contamos con la mayoría de los periódicos que se han editado, en el caso del cine, la música, la radio y la televisión, este tipo de fuentes son relativamente más escasas. Un camino para ir solucionando este problema, al menos parcialmente, es que las Universidades concentren esfuerzos en la organización de archivos especializados en estas materias, y que también estén dispuestas a compartir estos acervos con los investigadores nacionales y extranjeros que los requieran.

Otro aspecto, igualmente importante, es el de ir complementando las perspectivas nacionales que han predominado en nuestro continente, lo que puede lograrse en la medida que vayamos incentivando grupos de investigación que privilegien historias comparadas. No quiero desconocer los avances que se han hecho en este sentido en los últimos años, pero pienso que aún nos falta mucho camino que recorrer en el desarrollo de esta perspectiva.

 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 

Tal como acabo de expresarlo, el primer paso es ir complementando la perspectiva nacional, la mirada de Estado Nacional, con la que en general los historiadores tendemos a analizar los fenómenos históricos. En todo caso, no estoy postulando que esta mirada no sea válida; mi punto es que no es la única, pues los medios tienen también una dimensión de análisis local e internacional.

Un proyecto de historia de los medios en América Latina debiera ser, por su complejidad y extensión, de largo plazo, basado en una investigación de base sólida, rigurosa y monográfica, y estructurado sobre preguntas y problemas que integren las dimensiones de lo local, lo nacional y lo internacional. En la medida que vayamos construyendo una perspectiva basada en problemas historiográficos compartidos, podremos generar una historia de los medios de comunicación en América Latina verdaderamente comparada.

 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Pienso que es posible y además necesario. Mi punto al respecto, es que el desarrollo de los medios de comunicación debe ser analizado en un movimiento histórico que se inserta a lo menos en tres dimensiones, no excluyentes: la del Estado Nacional, que permite analizar especialmente a los medios que tenían precisamente una cobertura nacional; la internacional, que posibilita detectar la adopción o adaptación de modelos editoriales, publicitarios, comerciales y también ideológicos, provenientes de otros países; y una dimensión regional y local, que facilita entender las dinámicas de los medios en un ámbito más acotado, pero menos abstracto y general que los casos anteriores, y en todo caso mucho más rico en las variables concretas de cada localidad y región. Por lo tanto, pienso que analizar la historia de los medios incorporando estas tres dimensiones puede enriquecer enormemente la profundidad y la extensión del análisis histórico de los medios de de comunicación y, sobre todo, posibilitar la ejecución de historias comparadas en nuestro continente y en el mundo.
 
 
 
 
Patricio Bernedo Pinto es Doctor en Historia y se desempeña como profesor de la Escuela de Periodismo y del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su labor docente y de investigación está centrada en la historia económica de Chile, especialmente en los siglos XIX y XX. Actualmente se desempeña como director de este Instituto.  Entre sus publicaciones se encuentran La Prensa durante la Unidad Popular y la destrucción del régimen democrático” (2003),  “Nacimiento y desarrollo de la prensa periódica nacional en América Latina, siglo XIX” (2004) y “Balance de la Historiografía de las Comunicaciones en Chile” (2004).
 
 
 
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Marco A. Villarruel
Facultad De Comunicación Social - Universidad Central Del Ecuador
 
 
1. ¿Qué interés y qué desafíos presenta una historia de los medios en América Latina?
 
Ocurre que hablar de la historia de los medios, y qué decir de la Comunicación, es recorrer la historia de la Cultura humana en nuestro continente. Es ayudar a descifrar las claves de comprensión de los cambios culturales, del ir y venir de la influencia de los medios, del espejo que representan los avances tecnológicos y de cómo éstos gravitan en el uso tradicional y contemporáneo del tiempo libre. Comprender a los medios en su especificidad histórica es entender al periodismo, a la información y a la comunicación como fenómenos de la vida económica y cultural.

Las primeras manifestaciones rudimentarias y artesanales del periodismo hasta los grandes conglomerados industriales no hacen sino decirnos que los medios no hicieron la historia, sino que son partícipes y testigos de la evolución de la economía, siendo ellos mismos la demostración porque del impulso generoso para plasmar en el papel las ideas políticas, poéticas o religiosas hasta ser un enviado especial a la zona de guerra, media el hecho fundamental de entender que el periodismo se convirtió en una poderosa usina que fabrica noticias y donde los periodistas no son los románticos de antaño sino los trabajadores de la pluma y la palabra.

La enseñanza de la historia de los medios nunca estuvo fuera de la preocupación de la academia en el Ecuador. De hecho, desde su creación en 1945, la entonces especialización de Periodismo de la Universidad Central del Ecuador creó la cátedra de Historia del Periodismo, mediante la cual hemos podido entender la evolución de los medios, la evolución del periodismo, el papel de los periodistas en la política, en la diplomacia, en la construcción del pensamiento moderno contemporáneo ecuatoriano.

De notarios diarios del acontecer cotidiano los medios pasaron a ser un negocio rentable y ahora formidables actores de la política en algunos países. Frente a la ausencia de líderes políticos de fuste son los medios los que ocupan "la silla vacía" o la interlocución política. Pero no siempre fue así ya que en el apogeo de los gobiernos y economías liberales los medios eran más "la plataforma" que "la tarima". Ambas cosas les ha dado un excelente resultado: ser del sistema o ir en contra de los llamados "neopopulistas" llena igualmente las billeteras de los propietarios.

Y la cosa no va para el descenso porque la decantada debilidad de los medios impresos da paso a la fortaleza de los medios on line, pero la historia no se detiene y ya están los perspicaces estudiosos de los medios tratando de entender esta acción camaleónica que no hace sino fortalecer el papel de los medios en la sociedad actual.
 
 
2. ¿Cómo encararía en la actualidad un proyecto de historia de los medios en América Latina?
 

En una forma dinámica, nueva y esclarecedora de conocer nuestra historia, que no solamente se la debe entender desde las llamadas formaciones económico-sociales, sino, para poner un caso, desde el estudio de los contenidos de los medios aparecidos a lo largo de nuestra nunca desconocida riqueza social. ¿Hemos caído en cuenta, por ejemplo, la riqueza de los avisos clasificados o de las crónicas costumbristas publicadas en los medios hace tantos años? ¿Acaso no nos sorprendemos del enorme papel jugado por las Actas Diurnas de Julio César para decir, por ejemplo, que es un importante antecedente del papel político de la información o de que fueron los inicios de las Relaciones Públicas?

Cuando conocemos que junto a las armas y a los soldados, el libertador Simón Bolívar cargaba con la imprenta, los tipos, el papel y los impresores, descubrimos que siempre los medios estuvieron en las manos de los que dirigían para ganarse la voluntad de los dirigidos. Y aún cuando muchísimas veces los resultados no fueron los esperados, sin embargo ya los medios ayudaron a escribir la historia y a entender lo político del hombre americano.

 
 
3. ¿Es posible escapar a las “Historias nacionales” en este campo?
 
Cierto es que aquel tufillo de las "historias nacionales" puede salpicar el intento de construir una Historia Latinoamericana de los Medios por aquello de adolecer todavía del carácter arbitrario de la delimitación de las fronteras. Nacimos desquiciados por la soberbia colonial y por la inocultable ambición de caciquillos locales con el beneplácito, además, de una insaciable iglesia. No obstante de aquello habrá que hacer alusión y contar con las historias locales, todas ellas llenas de imaginarios propios y muchas veces de acontecimientos memorables, como la instalación de las primeras imprentas, por ejemplo. Además hay mucha documentación oculta en las historias nacionales, sacudirlas del moho nacionalista o del cronologismo será un ejercicio muy saludable para las ciencias sociales.
 
 
 
 
Marco A. Villarruel es Profesor De Historia De La Comunicación Social en la Facultad De Comunicación Social Universidad Central Del Ecuador.
 
 
 
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  Esta encuesta fue publicada en el Cuaderno 01 de ReHiMe
del año 2011.
 

 


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