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Cora Gamarnik
   
:: Los usos sociales de la fotografía durante las primeras décadas de su historia

 
 
 
“Un día, hace mucho tiempo, di con una fotografía de Jerónimo, el último hermano de Napoleón (1852). Me dije entonces, con un asombro que después nunca he podido despejar: ‘Veo los ojos que han visto al Emperador”

R. Barthes, La cámara lúcida, 1989


“La cámara fue inventada por Fox Talbot en 1839. Tan sólo treinta años después de su invención, como un instrumento de lujo para la élite, la fotografía ya era utilizada en los archivos policiales, en los informes de guerra, en los reconocimientos militares, en la pornografía, en la documentación enciclopédica, en los álbumes familiares, en las postales, en los informes antropológicos (muchas veces, como en el caso de los indios de Estados Unidos, acompañada por el genocidio), en el moralismo sentimental, en cierto tipo de sondeos (el mal llamado "objetivo indiscreto"): efectos estéticos, periodismo y retrato formal. La primera cámara barata se puso en el mercado un poco después, en 1888”.

John Berger, Mirar, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1998.
Traducción de Pilar

 

 
 

Contexto histórico del surgimiento de la fotografía

La fotografía aparece en el período que algunos autores llaman “de la doble revolución”. Entre la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, coronada por lo que fueron las revoluciones de 1848. La sociedad burguesa surgió de la conjunción de ambas  revoluciones.

Este período de la doble revolución es de un florecimiento cultural y científico extraordinario. Los mismos que vieron por primera vez una fotografía o que se transformaron en fotógrafos podían escuchar a Beethoven, Shubert, Verdi, Wagner. Leer a Goethe ya maduro, a los jóvenes Dickens, Dostoievski, Balzac, Flaubert y Baudelaire o si preferían leer los cuentos de hadas de los hermanos Grimm escritos en 1812. A los que les gustase la pintura podían disfrutar los cuadros de Goya (1746- 1828) o de Delacroix. O ir al Louvre y a la National Gallery de Londres que se crearon ambas en 1826.

Los que por primera vez veían una fotografía podían conocer también las ideas del joven Marx y su amigo Engels y leer por ejemplo, en 1848: “Este mundo puede proporcionar riqueza  y bienestar a los hombres  mientras a otros los torna hambrientos y miserables”, en el recién editado Manifiesto Comunista. Marx comenzaba a escribir sus textos que revolucionarían todas las disciplinas, no sólo las humanísticas, también la economía, la historia, la filosofía. “El más formidable teórico contemporáneo” como lo llama Hobsbawm construyó una teoría en la que ni más ni menos se propone cambiar el mundo.

Fue una época donde se construyeron las ciudades modernas, los ferrocarriles, maravillosos puentes, canales y fábricas.
Muchos de los músicos y artistas de la época estaban implicados en los asuntos sociales y políticos.  El famoso cuadro de Delacroix (1798-1863) “La libertad guiando al pueblo”, de 1831, es un símbolo de un artista comprometido políticamente con su época. Para otros artistas la opción era entregar su obra como una mercancía o someterse a los patronazgos.





Para el legado romántico, el pueblo (es decir, el campesino y el artesano preindustrial) representaba todas las virtudes incontaminadas, el verdadero tesoro espiritual de una nación. Para otros, el pueblo comienza a ser un concepto revolucionario. Mientras tanto, las decepciones de la Revolución Francesa se conjugaban con los horrores que engendraba la transformación capitalista.

Entre 1830 y 1848 son usuales las barricadas, los movimientos de masas, la aparición en la escena pública de un nuevo proletario.

Las litografías de Honoré Daumier, al que Ledo Andion llama protofotógrafo,  mostraban a través del humor político, los nuevos actores de la época.





El año 1789 fue aclamado por la mayoría de los artistas e intelectuales europeos, pero la Revolución Francesa dejó un mar de decepciones, se vivió el Terror, las transformaciones y horrores que arrastraba la nueva sociedad capitalista.

Entre 1830 y1848 triunfa el arte político, de hecho varios artistas terminan siendo figuras políticas. Como señala Eric Hobsbawm: “... rara vez habrá habido un período en que incluso los artistas menos 'ideológicos' fueran más francamente partidistas, llegando incluso a considerar el servicio a la política como su principal deber”. (Hobsbawm, 2003)

Fue una época donde la literatura y el periodismo se fundieron y en la que Baudelaire y Flaubert plantearon que el arte valía por el arte mismo, más allá del “arte por la humanidad, la nación o el proletariado”.

Las características teóricas estéticas surgidas y desarrolladas durante aquel período ratificaron esta unidad entre arte y preocupación social. Según Hobsbawm la teoría del “arte por el arte” no podía competir con “el arte por la humanidad, por la nación o por el proletariado” ( Hobsbawm, 2003). Hasta que las revoluciones de 1848 destruyeron las esperanzas románticas  del gran renacimiento del hombre, no afloró el esteticismo contenido en algunos artistas.

 
 

La revolución en la ciencia

La “doble revolución” planteó nuevas exigencias y nuevas posibilidades. Aparecieron nuevos patrones de pensamiento. Fue una época altamente productiva en matemáticas, renació la química, se crearon la geología y la paleontología y la biología y las ciencias sociales  se vieron revolucionadas con ideas revolucionarias.

Comenzaron a verse los resultados de la creación de las escuelas politécnicas, creadas en 1795. En esta época se engrosó el número de científicos y se extendió la ciencia en todos sus aspectos. El comercio y la exploración geográfica también estimularon el espíritu científico. Alexander Von Humboldt (1769- 1859) viajaba por el mundo y sus observaciones contribuyeron al campo de la geografía, etnografía, historia natural, etc.
La física, ciencia revolucionaria junto con la astronomía en el siglo XVII, siguió dentro de los paradigmas newtonianos, pero en esta época se desarrollaron la electricidad y el electromagnetismo con sus innumerables consecuencias técnicas y se conocieron las leyes de la termodinámica (la vinculación de la energía con el calor). Todas las ciencias se desarrollaron, pero en el siglo 19 la estrella fue la química, especialmente impulsada por las prácticas industriales y el proceso de blanqueo y teñido de la industria textil.  Al ser una de las ciencias que más dinamismo y avances mostraba, resultaba muy atractiva para los hombres que se inclinaban por esta disciplina nueva y pujante. 

Hay una historia especial que pinta la época y el lugar que ocupaban los científicos en ese mundo: Evariste Galois, era un joven revolucionario, activo participante de las barricadas. Perseguido por rebelde había sido detenido numerosas veces. A los 20 años era un matemático brillante.  En 1832, Galois se batió a duelo por una deuda de honor contra el campeón de esgrima del ejército francés. Murió al otro día, a los 21 años. La noche antes del duelo había escrito cartas a sus amigos componiendo lo que se convertiría en su testamento matemático. Entre otras cosas había sentado las bases de la teoría de los juegos, tema que se estudia hoy día en las carreras universitarias ligadas a las Ciencias Exactas.

El mundo cambiaba y se transformaba de manera radical. Nadie podía quedar ajeno de aquellas convulsiones y transformaciones. Podían estar aterrorizados, agitados, estimulados, pero no ajenos.
No hay una relación lineal entre el campo de las ciencias y el campo de las artes, pero no puede negarse la existencia de vínculos. De la misma forma se vinculaban las artes y las ciencias con la política y los problemas sociales. El período de la doble revolución no dejó un solo aspecto de la vida humana sin cambiar.

En la segunda parte del siglo 19 se desarrolló la novela, el género exitoso por excelencia y el que mejor se adaptó a la sociedad burguesa. Se dan en esta época innovaciones que pueden verse como “democratizaciones” en la esfera del arte: las colecciones imperiales se convirtieron en museos y la ópera habilitaba su entrada a un nuevo público.

El artista, que en la sociedad monárquica, aristocrática, era considerado en el mejor de los casos un decorador, un adorno de la corte, una valiosa propiedad o un proveedor de artículos de lujo, para la sociedad burguesa pasó a ser un “genio”.  La cultura “ocupó el lugar de la religión tradicional entre los individuos más cultos y emancipados” (Eric Hobsbawm, 2003, pág. 294). La sustitución de la religión por la cultura y la adoración conjunta de la naturaleza y el arte fueron un fenómeno típico de la época.

 
 

El surgimiento de la fotografía

En 1824, por primera vez, gracias a la tecnología y la ciencia,  ciertas formas de trabajo creativo pudieron reproducirse técnicamente a precios baratos y a una escala sin precedentes. La fotografía tuvo un efecto sobre la pintura inmediato y profundo. Se abría una época de un mercado de masas, con importantes consecuencias: se produjo una notable desvalorización de las artes tradicionales, que fueron las más directamente afectadas por el avance de la reproducción mecánica. Se produce también un movimiento de “artes y oficios” reacción política ideológica antiindustrialista, en gran parte socialista. 

La  imagen que de sí misma quería transmitir la burguesía atravesaba un dilema. No representaba a toda la realidad, ya que la realidad era pobreza, explotación y miseria. Ante esto hubo tres respuestas: una era representar toda la realidad, incluyendo lo que era desagradable o peligroso. A esta corriente se la llamó naturalismo o verismo y se pueden considerar entre sus exponentes a Courbet, Zola o Flaubert.

Otra respuesta fue abandonar por completo la realidad, rompiendo los lazos entre el arte y la vida, como Rimbaud. Por último, se podía optar por tomar el camino de la fantasía como L. Carrol (1832- 1898) en Alicia en el país de las Maravillas (obra publicada por primera vez en 1865). Lo que no cabe duda es que como señala Hobsbawm: “Las artes visuales sufrieron un shock traumático: la competencia de la tecnología a través de la fotografía”. (Hobsbawm, 2003, pág. 300).

La fotografía inventada en la década del ‘20 del siglo XIX y adoptada públicamente en Francia en la década del ‘30, se convirtió en un medio viable para la reproducción masiva de la realidad. Una vez que se instala, se incorpora a la vida cotidiana de manera  omnipresente y se naturaliza inmediatamente su presencia.

Son sus antecedentes las siluetas, el fisionatrazo.











Si bien es la forma de representación por excelencia de la burguesía en ascenso, la fotografia es aceptada por todas las capas sociales. En 1839, el Estado francés adquiere el invento después de escuchar el discurso de Dominique François Arago, un astrónomo, físico y político ante la Academia de Ciencias y la Cámara de Diputados, el hecho tiene gran trascendencia y París vive lo que algunos describen como la época de la daguerrotipomanía.





Cuando la fotografía fue de dominio público, al menos cuatro personas reclamaron el invento. Esto prueba que la fotografía respondía a las necesidades de la época. Muchísima gente se abocó al estudio y a la experimentación. Los aparatos  se  redujeron (los primeros pesaban 50 kilos) así como los tiempos de exposición (los primeros eran de 8 horas). A los avances de la química para los revelados se sumaron los avances de la óptica.

La pintura al óleo, el retrato miniatura y el grabado comenzaron a desaparecer. De estos artistas y artesanos, que se quedan sin trabajo, surgen los primeros fotógrafos. Esto permitió que la fotografía tenga en sus inicios una mirada artística, elemento que los propios artistas que se veían amenazados por su presencia, rechazaran.

 
 

Los primerísimos primeros tiempos

Los primeros análisis sobre la fotografía la describen como si fuera una máquina de copiar, como si cuando una persona operaba una cámara era la cámara la que veía. Y mientras los pintores, especialmente los realistas, se opusieron ferozmente al ver en peligro su profesión, muchos otros vieron en la fotografía un alivio en las tareas de copiar información. Muchos artistas pudieron ver más allá de esta polémica. Uno de los pintores más famosos de la época, August Renoir, dirigiéndose a quienes inventan la fotografía les  agradece: “Por haber liberado a la pintura de un montón de tareas fastidiosas, comenzando por el retrato de familia. Ahora, el buen comerciante que quiere su retrato va simplemente a lo de su vecino fotógrafo. Es peor para nosotros, pero es mejor para la pintura...” Auguste Renoir  (Citado en Barbier-Lavenir, 1999)

Las primeras cámaras, fabricadas en Francia e Inglaterra a principios de la década de 1840, sólo podían ser operadas por inventores y entusiastas. No había fotógrafos profesionales ni aficionados y todavía no existía para la fotografía una función social definida. Era una actividad gratuita, artística, pero con pocas pretensiones de ser un arte. A partir de 1840 pintores y fotógrafos se influyeron y se saquearon mutuamente.


 

 

Múltiples inventores

Si bien Joseph Nicéphore Niepce figura como el inventor de la fotografía y Louis Daguerre como el inventor de los daguerrotipos, en realidad se dio una intensa lucha por determinar quién había sido verdaderamente el inventor de la nueva técnica. Esta técnica se instaló rápidamente en América Latina, de la mano de extranjeros que llegaban a nuestras costas.














En Inglaterra Fox Talbot patentó la fotografía en 1841 con el nombre de kalotipo (de kalos: bello). En su libro de fotografía “The pencil of Nature (1844-46)” cuenta que la idea de la fotografía se le ocurrió en 1833, durante una excursión a Italia (que se había vuelto obligatoria para los herederos ricos de Inglaterra como él), mientras hacía bocetos en el Lago di Como.

Con ayuda de una cámara oscura, un aparato que proyectaba la imagen pero no la fijaba, se le ocurrió pensar en una máquina que no sólo proyecte sino que fije las imágenes para que queden impresas perdurablemente.





"The Pencil of Nature", fue el primer álbum de imágenes originales con reseñas y explicaciones sobre las fotografías y sobre su procedimiento de fijación. Fue publicado en Londres en seis entregas, de junio de 1844 hasta abril de 1846 y constituye el precedente histórico de lo que consideramos hoy como catálogo de fotografías.





Talbot, quién además de inventor era botánico, no sólo tomó fotografías emparentadas con la pintura –retratos, escenas domésticas, paisajes, naturalezas muertas- sino que también hizo experimentos visuales y comenzó a demostrar la utilidad de las fotografías para usos científicos.





Justamente, estos usos científicos (o pseudo científicos) fueron otros de los usos sociales que se expanden en los primeros tiempos: la arqueología cataloga los monumentos históricos y los primeros etnólogos tratan de constituir grupos en serie de “tipos humanos”. En el apogeo de doctrinas racistas la fotografia resulta de gran utilidad. De igual modo, en un momento de expansión colonial la fotografía reproduce la mirada de Occidente sobre las otras culturas, a través de la llamada “fotografía antropométrica”.



 
 

Los usos sociales de la fotografía durante las primeras décadas de su historia:

 
El retrato
Desde 1840, se perfilan distintas formas de aplicación de la fotografía en el marco de la construcción de la nueva sociedad burguesa. El caso más celebrado fue la fotografía de retratos, la cual ofrecía por primera vez, la posibilidad de disponer de un retrato realista, rápido y efectivo. Justamente los usos de la fotografía en el siglo XIX muestran el modo en que una tecnología nueva calca los usos antiguos. A través del retrato, la fotografía retoma la tradición aristocrática.





Al ser menos costosa, nuevos grupos sociales acceden a esta tradición. Gisèle Freund señala “levita y sombrero de copa reemplazan el traje de encajes y la peluca, el bastón sustituye a la espada” (Freund, 1993, pág. 7) Se ve en esta primera forma de ser usada como más allá de la creencia en la representación fiel de la realidad y la objetividad, lo que se demostraba era que la fotografía captaba y representaba al mundo con los esquemas estéticos y culturales de su tiempo. Esto está determinado por varias razones, una de ellas técnica: los tiempos de exposición eran muy largos y por lo tanto impedían toda naturalidad. También existían razones estéticas y sociales: la mirada del fotógrafo era una mirada educada en su propia época. Nadar (Gaspar Felix Tournachon 1850-1870) (Imagen 25, 26) se transforma en el retratista más célebre de París, fotografiando a los grandes personajes de la política y la cultura de entonces.








El mismo se hace fotografiar en globo y Honoré Daumier refleja este hecho en una historieta, mostrando el diálogo que desde el inicio de la fotografía han mantenido estos dos lenguajes. Algunos de sus retratos más célebres son el de Charles Baudelaire, Sarah Bernhard (Imagen 31), Victor Hugo (Imagen 32), Alejandro Dumas (Imagen 33), Eugène Delacroix (Imagen 34), Julio Verne (Imagen 35), Mijail Bakunin (Imagen 36),  Emile Zola (Imagen 37).




















Nadar había dicho: “El retrato que mejor me sale, es el de las personas que mejor conozco”. Todos estos personajes frecuentaban su estudio en París y las fotos eran tomadas en su atelier.





En 1890, con el auge de las postales se revela lo mismo. Se fotografían los paisajes con los criterios prestados de la pintura. Se eligen monumentos y lugares ya consagrados previamente.
La influencia del turismo, que se propagaba cada vez más, fue inmensa en el impulso de la tarjeta postal. En 1865 el ministro de correos de Alemania propuso el uso de postales oficiales lo que impulsó esa industria que a fines de siglo tiene su edad de oro. Susan Sontag señalaría que entre otras razones, el éxito de las postales se debió a la “pereza” de los viajeros, ya que era más fácil escribir una postal que una carta extensa.

Antes de esto, entre  1849 y 1851, la geografía y la cultura de otras latitudes se había difundido gracias a una misión arqueológica contratada por el estado francés.  Un pintor metido a fotógrafo (Maxime du Camp) y un escritor que hacía las veces de cronista y comentarista de las imágenes del primero (Gustave Flaubert) fueron contratados en una misión para fotografiar monumentos en Italia, Grecia, Egipto, Libano, Palestina y Jerusalén.  Luego de ese viaje publicaron un libro titulado: "Égipte, Nubie, Palestine et Syrie". Las “malas lenguas” dicen que luego de ese viaje e inspirado en Du Camp, Flaubert escribió La educación sentimetal  y creó a su personaje Frédéric.






 
 
La tarjeta de visita
Eugène Disderi era un hombre de negocios y logró captar las necesidades del momento. Proveniente de una familia humilde vio que la fotografía sólo era accesible a unos pocos ricos.





Como los altos precios se debían en parte a los grandes formatos, tuvo la idea de reducir el tamaño de la imagen, con lo cual se reducían los costos y se aumentaban las ventas. Si antes un retrato costaba alrededor de 100 francos, Disderi comienza a hacer 12 retratos por 20 marcos. La burguesía anónima comienza a hacerse sus retratos.





Se democratiza de esta manera el retrato de manera definitiva. Disderi propone la producción en serie y comienzan a realizarse las colecciones de fotos de contemporáneos célebres. Entre otros usos propone que se cree un servicio fotográfico para el ejército. Saca foto de actores y vuelve más popular al teatro. Se le ocurre también componer en estudio escenas históricas. Al mismo tiempo las imágenes que saca son estereotipadas, artificiales y sobreactuadas. Se pierde de este modo, la visión artística que caracterizó a la fotografía en sus inicios. Nadar mismo por razones comerciales comienza a sacar fotografías de este tipo.





Como la intención era que el cliente se quede conforme, lo importante era conseguir una imagen agradable. Con este fin, se comienzan a retocar los defectos, pecas, arrugas, narices feas. En la Exposición Universal de París de 1855 (la segunda mundial y la primera con exhibición fotográfica), se presentó por primera vez la técnica para retocar negativos. Un fotógrafo alemán presentó dos versiones del mismo negativo, uno sin retocar y el otro retocado. Esto asombró a los visitantes y popularizó más aún el deseo de fotografiarse. La gente se apiñaba para ver las fotos de las celebridades.

Estas imágenes que nada tienen de carácter documental u objetivo, se vuelven el  símbolo de la grandeza del burgués.
 
 
Fotografía de patrimonio: la cultura del viaje
Al mismo tiempo que mejoran los medios de transporte se alivianan los aparatos para fotografiar. El resultado es que el mundo se hace más accesible. Fotógrafos, escritores, científicos y aventureros emprenden viajes en busca de imágenes sorprendentes. Susan Sontag señala que 1850 fue la época del orientalismo fotográfico, del viaje aventurero y la visión de la realidad como una presa exótica (Sontag, 1981).

Como parte de estos viajes se crea una modalidad fotográfica que comienza a destacarse con el uso del daguerrotipo y que cuenta en sus inicios con el respaldo económico e institucional del gobierno francés. Es la fotografía de patrimonio. Ya en su discurso D. Arago llamaba a fotografiar los jeroglíficos egipcios para poder realizar su decodificación en Francia y a realizar expediciones fotográficas.

En 1851 en Francia, el Estado encomienda a un grupo de fotógrafos realizar lo que se llamó Mission Héliographique: una campaña para documentar el patrimonio cultural del mundo. Fue patrocinada por la Comisión de Monumentos Históricos y estuvo compuesta por cinco fotógrafos: Edouard Denis Baldus, Henri Le Secq, Gustave le Gray, Mestral e Hippolythe Bayard. Recopilaron en dicha Misión un total de 300 negativos en soporte de papel que se conservan en los Archives Photographiques de París. (Imágenes 49 y 50) Como muchos de los monumentos y lugares fotografiados fueron destruidos o deteriorados en las sucesivas guerras -la franco-prusiana y las dos mundiales entre otras-, de muchos de esos sitios sólo se conservan estas fotografías lo que les confiere un gran valor histórico.






 
 
Usos científicos de la fotografía
Ya mencionamos el discurso de Dominique François Arago quien visualiza tempranamente la potencialidad de los usos científicos de la fotografía y el trabajo de Henry F. Talbot quien se dedicó a la documentación del patrimonio biológico. Los usos científicos se expandieron velozmente. Además de los ya mencionados sabemos que Daguerre mandó a construir un telescopio para fotografiar la Luna, cosa que logran hacer en 1890 E. Paul y P. Henry, astrónomos del Observatorio de París.





Otros ejemplos muy conocidos son el de Auguste Sander quien inicia en 1911 un catálogo fotográfico del pueblo alemán y los estudios de Eadweard Muybridge quien crea el proyecto Animal Locomotion, utilizando la fotografía como método gráfico de análisis del movimiento, lo que se transforma luego en un antecedente del cine.











 
 
La fotografía como arte
La fotografía también se vio enseguida como un auxiliar útil para el arte y así lo reconocieron muchos pintores como Delacroix y Renoir entre otros. Los artistas comenzaron a utilizarla como herramienta de trabajo, como fuente de información y recordatorio, como boceto, como sustituto del modelo o simplemente como motivo de inspiración y/o copia. Una de las características que se destaca en la bibliografía sobre este aspecto, es el cambio de punto de vista que la fotografía incentivó en el mundo del arte. Como muchos fotógrafos tomaban fotos desde lo alto, los pintores comenzaron a usar ese punto de vista. Del mismo modo, los defectos de la fotografía se transformaron en fuente de inspiración: la borrosidad de la visión y el desenfoque son elementos decisivos de influencia en el impresionismo.

Se suele citar a Baudelaire como crítico de la fotografía, en realidad lo que él criticaba era que en su desarrollo la misma se dirigiese al gusto medio de las masas:  Según el famoso poeta: [La fotografía es] “Una invención debida a la mediocridad de los artistas modernos y el refugio de los pintores fracasados” (Freund, 1993)
 
 
Postales y reproducción de obras de arte
En 1862, Adolphe Braun, un dibujante francés que se dedicaba a hacer flores y frutas para las fábricas de tejidos, se le ocurre fotografiar los dibujos de los museos para tener más motivos de inspiración. Comienza a hacer un trabajo metódico y por supuesto lo que encuentra en una gigantesca industria basada en la reproducción de obras de arte, que sigue siendo uno de los principales negocios vinculados al mundo del arte hasta hoy. En 1887, adquiere la venta exclusiva de las reproducciones del Louvre.

Aparecen también en esta época los fotógrafos “héroes”. Susan Sontag cuenta que Alfred Stieglitz, el famoso fotógrafo norteamericano, el 22 de febrero de 1893 resistió tres horas un temporal de nieve “esperando el momento oportuno” para tomar su célebre imagen “Quinta Avenida, invierno”.


 
 
Instrumento de vigilancia y de control
Con la fotografía se inicia también la catalogación burocrática del mundo. Rápidamente se demostró su utilidad incriminadora y fue utilizada como un instrumento de vigilancia y de control, suministrando evidencias. Así fue usada por la policía para identificar a los obreros que lucharon durante la Comuna de París en 1871 que luego fueron asesinardos.






 
 
La fotografía política
En 1860, Mathew Brady tomo una foto que probó que la imagen tenía el poder de afectar acontecimientos. Su primer retrato de Abraham Lincoln fue la primera fotografía en la historia que influyó directamente en la elección del presidente de un país y lo hizo debido a un cambio en la distribución de las fotografías. Brady tomó esta fotografía el día en que Lincoln llegó a Nueva York, desde su hogar en el corazón de Estados Unidos, para buscar la nominación presidencial del partido republicano. Casi nadie en la Costa Este sabía algo de él ni habían visto sus fotografías, pero se rumoraba que era muy feo. Según cuenta Freund era descomunalmente alto, contrahecho y su piel estaba muy arrugada. Sus adversarios cantaban una canción que al final decía “Por el amor de Dios, no mostréis su retrato.” La cara de un político era extremadamente importante entonces ya que los norteamericanos creían con firmeza que el rostro revelaba el carácter de las personas. Brady, antes de tomarle la fotografía elevó el cuello de la camisa de Lincoln para que se viera más corto, lo hizo posar de tal forma que se viera serio, digno y sabio y luego retocó las arrugas en el negativo. Le dio a Lincoln un buen carácter y una apariencia presidencial. Ese mismo día, Lincoln pronunció un discurso en Nueva York. Era un orador carismático y un asistente dijo “Yo pensaba que Lincoln era el tipo más feo que hubiera visto, pero era el hombre más guapo que jamás escuché dar un discurso”. Después del discurso en el Instituto Cooper, un reportero lo declaró el más grandioso hombre desde San Pablo. Lincoln dijo después. “Brady y el Cooper me hicieron presidente”.


 
 
La fotografía como fuente de crítica social
La época en que surge la fotografía es la misma en la que se propaga “el fantasma que recorre el mundo”: el surgimiento de un proletariado con conciencia de clase, crítica social y movimientos revolucionarios. Desde el inicio, la fotografía estuvo marcada por este contexto, demostró ser una fuente de crítica social y un arma de lucha para mejorar las condiciones de vida de los más pobres y ayudar a despertar conciencias.

Lewis Hine, a principios de siglo, fue designado fotógrafo del Comité Nacional sobre Trabajo Infantil. Sus trabajos sobre los niños que trabajaban en los molinos de algodón y en las minas contribuyó a que se proscribiera la mano de obra infantil. “Quizá empecemos a cansarnos de ver fotos de niños en el trabajo - dijo Hine a los asistentes  en muchas de sus conferencias- pero os propongo que cansemos a todo el país con este asunto de manera que cuando llegue el momento de llevar acciones adelante, estas fotos sean solamente un recuerdo del pasado”. (Ledo Andion, 1998, pág. 76)








La creencia en la objetividad de la imagen fue la fuente de su verdadero poder. Su carácter documental, su poder de reproducir exactamente la realidad externa hizo que se considerara a la fotografía como el procedimiento imparcial por excelencia, capaz de reproducir la vida social.

Otro fotógrafo que logró cambios políticos concretos gracias a sus imágenes fue Jacob Riis. Trabajando como reportero policial en Nueva York recorrió y fotografió la vida de la gente más pobre de la ciudad, especialmente de los inmigrantes. En 1890 publicó su primer libro de fotografías titulado “Cómo vive la otra mitad”.  Dicha obra influyó en la decisión de Theodore Roosevelt de cerrar las residencias para pobres controladas por la policía.





 
 
Hobbies, experimentos y profesionales
En Inglaterra el uso preponderante de la fotografía fue, durante mucho tiempo, el de un hobby o con fines experimentales.  Entre 1874 y 1886, los londinenses prósperos podían inscribirse en la Sociedad para Fotografiar las Reliquias de la Vieja Londres. (Sontag, 1981, pág.66)

En 1897, un industrial acaudalado y parlamentario conservador fundó la National Photographic Record Association con el objeto de documentar ceremonias y festivales rurales tradicionales ingleses en vias de desaparición. (Sontag, 1981, pág. 67). La cámara transformaba a cualquiera en turista de la realidad de otras gentes.

Por el lado del trabajo de los fotógrafos profesionales, éstos siempre se caracterizaron por cambiar sus modelos. Era común (y lo sigue siendo) que los reporteros fotografíen la pobreza y las celebridades, hagan desnudos y deportes. Es muy común ver cambios abruptos en sus temas de representación. Como señala Susan Sontag: “Viajar entre realidades degradadas y lujosas forma parte del impulso mismo de la empresa fotográfica, a menos que el fotógrafo sea preso de obsesiones” (Sontag, 1981, pág. 68).

Como pudimos observar, la fotografía a lo largo de toda su historia, se desplazó entre lo pintoresco, lo importante y lo bello. Freund señala en el final de su libro que sin la fotografía no hubiesen existido ni la televisión ni el cine. Niepce realizó desesperados esfuerzos para imponer su idea pero como muchos otros inventores sólo obtuvo fracasos y murió en la miseria. Sin embargo -señala Freund- “Hoy (…) la fotografía ha llegado a ser el lenguaje más corriente de nuestra civilización”.
 
 
| Bibliografía citada y/o utilizada


. Amar Pierre-Jean, El fotoperiodismo, Buenos Aires, La Marca, 2005.

. Benjamin, Walter, "Pequeña historia de la fotografía". En Discursos Interrumpidos I, Madrid, Taurus, 1989.

. Bertho Lavenir, C, Historia de los medios. De Diderot a Internet, Buenos Aires, Colihue, 1999.

. Freund, Gisèle, La fotografía como documento social, Barcelona, Gustavo Gili, 1993.

. Hobsbawm, Eric, La era de la revolución. 1789-1848, Buenos Aires, Crítica, 2003.

. Ledo Andión, Margarita, Documentalismo fotográfico. Madrid, Ediciones Cátedra, 1998.

. Pierre Bourdieu et. Al, Un arte medio. Ensayo sobre usos sociales de la fotografía, Editorial Paidos, Barcelona, 1985.

. Roland Barthes, La cámara lúcida, Editorial Paidos, Barcelona, 1980.

. Sontag, Susan, Sobre la fotografía, Barcelona, Edhasa, 1981.

 
 
Anexo:
Cuestionario de trabajo para los alumnos



1 | Desarrollar la concepción de Gisèle Freund sobre los primeros fotógrafos. Describir sus características y el momento socio histórico en el que estaban inmersos.

2 | ¿Por qué para Freund la fotografía es la historia de la autopercepción burguesa?

3 | ¿Por qué la fotografía tuvo tanto éxito en la sociedad burguesa en el siglo XIX y cuáles fueron los usos sociales que se le dieron en sus inicios?

4 | ¿Cuándo y por qué se inicia un mercado masivo para la fotografía?

5 | ¿Cuáles son los ejes centrales de la querella que se entabla alrededor de la fotografía? Sistematizar las distintas posturas.

6 | ¿Cuáles son los antecedentes y las principales características de la fotografía de prensa?

7 | ¿Por qué Gisèle Freund titula su libro "La fotografía como documento social"?




 
 
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